Feminista y mamá, ¡qué jaleo! Sincretismo de género y maternidad.

Por Laura Parra

En términos generales podemos definir el concepto de maternidad como la experiencia vivida por una mujer a partir de convertirse en madre. Pero no podemos ni debemos quedarnos ahí. La maternidad engloba multitud de procesos y fenómenos que se desarrollan en la mujer, más allá del puro hecho biológico de dar a luz.
 
Es importante destacar que la maternidad es también un constructo cultural que se organiza en una sociedad y en un momento histórico concreto. Y por tanto se verá determinada por una serie de “normas” que rigen en el lugar donde ésta tenga cabida y se desarrolle.
 
Pongamos que hablo de Madrid y del año 2019, entonces hablamos de una maternidad con una estructura social eminentemente heterosexual, capitalista y con un sistema patriarcal que se evidencia en la estructura misma de los hospitales, que van a asistir el parto de nuestras futuras criaturas. Vayamos ahora a la mujer que ha decidido (o no), ser madre. Pongamos que es una mujer que se declara así misma feminista y que tiene aproximadamente unos 35 años. ¿Qué os figurais que puede pasar por la cabeza de esta mujer? para echar una mano os ofrezco un par de títulos de artículos sobre el tema en cuestión: :"La maternidad feminista, ¿madre antes que mujer?" o "La maternidad feliz, no es feminista"
 
Y aquí empieza el jaleo del que os quería hablar, ser feminista y ser madre a veces puede entrar en “contradicción” de aquí surge la idea de enlazar el término de sincretismo de género (término perfectamente explicado por la antropóloga y feminista Marcela Lagarde, por si quieres leer sobre el tema).
 
El sincretismo en cualquier disciplina se entiende como el intento de conjugar diferentes ideas o doctrinas que aparentemente no guardan ninguna relación o incluso se consideran contradictorias entre sí. Si nos centramos en el sincretismo de género, es mejor recurrir a las palabras de Marcela Lagarde:
 
“La transformaciones del siglo XX reforzaron para millones de mujeres en el mundo un sincretismo de género: cuidar a los otros a la manera tradicional y, a la vez, lograr su desarrollo individual para formar parte del mundo moderno, a través del éxito y la competencia. El resultado son millones de mujeres tradicionales-modernas a la vez. Mujeres Atrapadas en una relación inequitativa entre cuidar y desarrollarse”
 
Y obviamente la maternidad tiene mucho que ver con eso de cuidar… a lo que Marcela Lagarde añade:
 
“La cultura patriarcal que construye el sincretismo de género fomenta en las mujeres la satisfacción del deber de cuidar, convertido en deber ser ahistórico natural de las mujeres y, por tanto, deseo propio y, al mismo tiempo, la necesidad social y económica de participar en procesos educativos, laborales y políticos para sobrevivir en la sociedad patriarcal del capitalismo salvaje. Así, el deseo de las mujeres es contradictorio: lo configura tal sincretismo”
 
Y yo, que trabajo cada día con mujeres que me cuentan lo que no se cuenta a nadie (o casi nadie) más, me encuentro con el sufrimiento que produce esa contradicción en algunas de ellas. Por eso he decidido hablar con ellas abiertamente del tema y poder recoger algunas ideas o reflexiones, para que a su vez sean leídas por todas nosotras y podamos hacer un trabajo de entendimiento, reflexión y compañerismo.
 
Además de vernos reflejadas en compañeras que nos permiten sentirnos menos “raras” frente a la maternidad.
 
Con permiso de las mujeres con las que he podido charlar un ratito, he generado una imagen con algunas de sus afirmaciones. El objetivo es que, con un solo vistazo podamos entender y empatizar con el sufrimiento fruto de la contradicción de la que venimos hablando:
 
Quizá entre todos y todas debemos reflexionar y re-entender la maternidad y sus procesos. Educar, respetar y ayudar a quién, cerca de nuestras vidas, esté atravesando un momento tan delicado y contradictorio: el nacimiento de una madre feminista.
 
 

 

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