Emociones y comportamientos de hombres y mujeres ante situaciones de violencia de género en el ámbito laboral

Por Noelia Piña

Como persona interesada en lo que ocurre en nuestra sociedad, con motivación intrínseca por aportar y ayudar en la mejora de la misma hacia una sociedad diversa, empática, humanitaria e igualitaria, y, además, incluyendo mi pasión, la Psicología, este trabajo me lo propuse con un objetivo principal: Visibilizar y provocar reflexión en las personas que lo lean. Además de concienciar sobre las emociones que nos generan las situaciones de violencia/discriminación que vivimos diariamente las mujeres, pues esto afecta en nuestra salud física y emocional y, por tanto, en nuestro bienestar como sociedad. Ya que la cultura machista patriarcal no sólo repercute en la salud y educación de las mujeres, sino también en la de los hombres, al recibir  referentes, educación y valores de la misma, e interactuar con nosotras. La abolición del patriarcado apela a TODAS las personas de esta sociedad.

En muchas ocasiones, ante situaciones “aparentemente inofensivas” (debido a la normalización), no somos conscientes de qué nos provoca tensión, qué nos bloquea, qué nos provoca miedo... En definitiva, qué nos provoca malestar, y eso es debido, en gran medida, a que hemos normalizado, tanto hombres como mujeres, comportamientos y situaciones que, desde los derechos fundamentales de las personas, sabemos que no son correctas para nuestro estado de bienestar individual y social.

Somos conscientes de que no nos gustan, de que no las toleramos, pero, entonces, ¿qué nos ocurre? ¿Por qué a nivel social situaciones de abuso y discriminación hacia las mujeres, todavía en el siglo XXI, están tan normalizadas y hasta se asumen como inherentes a la condición de ser niña/mujer? Pues, como sabemos, no somos seres aislados, lo que ocurre socialmente genera pensamientos, comportamientos y hábitos, a través, primero, de la educación en el núcleo familiar y, a la vez, de la educación que recibimos por parte de la sociedad - mediante la escuela, las personas de nuestro entorno más cercano (resto de familia, nuestro barrio, profesores/as que nos marcan, amistades…), y del resto de agentes socializadores, como los medios de comunicación, redes sociales, gobierno de los países, etc, - y que, por tanto, influyen en nuestra identidad individual. Con lo cual, llegamos a normalizar, también de manera individual, comportamientos de discriminación, abuso y agresión sexual.

Comportamientos  que a veces no somos capaces de detectar; otras, aunque los detectemos, nos bloqueamos en el momento de actuar ante esa situación de discriminación, abuso y/o agresión. En otras ocasiones, ponemos límites pero el/los abusador/es y/o agresor/es inciden con mayor violencia hacia esa mujer que responde y se defiende y, por ello, llegamos a ser asesinadas.  Y las que estamos vivas, seguimos viviendo día a día en alerta continua, aprendiendo a reaccionar y a protegernos para la próxima vez que ocurra... Porque sabemos que va a ocurrir más veces (en el trabajo, cuando acudimos al médico, en la calle, en el colegio, en el instituto, en la universidad...). Cuando, en realidad, nuestro día a día debería consistir en disfrutar de nuestra vida y vivir en paz.

Quería concienciar poniendo voz a mujeres de cualquier edad y nacionalidad que pudiesen participar para manifestar que la discriminación/abuso/agresiones a las mujeres ocurren en cualquier momento/lugar por el hecho de ser mujer.

Ayudar a visibilizar y concienciar, de alguna manera, sobre cuál es el día a día de una mujer, no sólo a la población femenina, con el objetivo de empoderar a las mujeres, pues como comentaba anteriormente, todavía ocurre, en demasiadas ocasiones, que nosotras también hemos normalizado estas situaciones y llegamos a no ser conscientes de que hemos sufrido un abuso, aunque sí sepamos que algo nos incomoda; o, aunque lo seamos, no sabemos cómo reaccionar de la mejor manera para nosotras, y/o que si lo hacemos, sufrimos más consecuencias negativas, como llegar a ser asesinadas, o, que nuestros agresores salgan impunes y nosotras seamos criticadas, juzgadas y culpabilizadas, o sintamos vergüenza y culpa por lo que nos ha ocurrido. Sino también, ayudar a visibilizar, concienciar y pedir colaboración y actuación a la población masculina, pues, aunque existen muchos hombres (jóvenes y adultos) concienciados al respecto, bastantes admiten que les falta información y/o recursos para ayudar en mayor medida a conseguir una sociedad igualitaria; otros, que aún necesitamos que se conciencien; y, otros, a los que aún hay que hacerles llegar más realidades para conseguir un cambio de conciencia real.

Aprovecho para lanzar lo importante que es comenzar este camino ya desde la infancia, donde se cultiva nuestra personalidad y nuestra educación (para toda la sociedad).

Afortunadamente, cada día más población masculina es consciente, actúa y no mira hacia otro lado, pero, aún en 2018, faltan muchos hombres que se unan en la creación de una sociedad igualitaria donde no haya cabida ni para micromachismos ni para macromachismos.

Me gustaría poner de manifiesto que tenía un gran deseo de la participación del sector masculino en mi pequeño trabajo porque considero que es muy importante observar y reflexionar sobre los pensamientos que acontecen en ellos sobre los cambios que se están produciendo para que, juntos y juntas, vayamos hacia la misma dirección; equilibremos los ritmos de aprendizaje, de toma de conciencia y de acción hacia el cambio, para, de esta manera, conseguir esa sociedad igualitaria que, tantas personas, hombres y mujeres con y sin diversidad funcional, de diferentes etnias y nacionalidades, reclamamos.

 

MI TRABAJO

Realicé un pequeño cuestionario cuyo objetivo es observar las emociones y comportamientos que generan, en hombres y mujeres, las situaciones de violencia de género que experimentan diariamente las mujeres. Lo acoté al ámbito laboral para hacer visible cómo ni en el trabajo, un ambiente importante para el desarrollo del ser humano, la mujer se libra de comportamientos machistas que, para algunas personas no son tan evidentes de detectar, en un principio, como la diferencia salarial o los puestos de trabajo. Así como analizar y reflexionar las diferencias educacionales entre ambos géneros a la hora de afrontar este tipo de situaciones intimidatorias. Hechos necesarios de estudiar para no caer, continuamente, en el “círculo vicioso” de repetición de comportamientos estereotipados regidos por una educación machista y patriarcal, por parte de ambos géneros. Además de provocar reflexión sobre qué podemos hacer cada persona para aportar nuestro “granito de arena” hacia una sociedad libre de violencias.

DATOS DE LOS/AS PARTICIPANTES

MUJERES. Edades: 29, 30, 31, 32, 34 (2), 36, 41 (2), 50 y 55 años. Nacionalidades: Polaca (1), Española. Quisieron participar, pero finalmente no llegaron a enviar el cuestionario 3 mujeres, cada una, de Bolivia, República Dominicana y Filipinas. Sectores profesionales: Fitness, Hostelería, Trabajadora social en el área de la salud mental, Comercio, Servicios, Medios de comunicación, Administrativas, Limpieza, Comercial.

Para los relatos de situaciones de violencia de género, se pidió colaboración a 16 mujeres, de las cuales 10 participaron (realizando una selección de los mismos), el resto no contestaron.  Para el cuestionario, se pidió participación a 18 mujeres (incluyendo a las que participaron en los relatos), 10 realizaron el cuestionario, 4 dijeron que sí pero no lo enviaron, 3 no dieron ninguna respuesta, 1 avisó de que no podría. Solicité a otra chica participación, con lo cual, 11 mujeres (de 19) lo contestaron.

HOMBRES. Edades: 27 (3), 28 (2), 29, 30 (2), 33 (3), 34, 38 y 46 años. Nacionalidad: Española. Española/Filipina. Sectores profesionales: Técnico, Logística, Tecnología, Informática, Estudiante, Audiovisual, Mantenimiento-Climatización, Intervención socioeducativa, Comercio, Operario, Hostelería, Transporte.

Se pidió participación a 18 hombres, 8 dijeron que sí. El resto no pronunció ninguna respuesta. Por ello, solicité a 5 más su participación: 4 no contestaron, 1 accedió. Uno de los participantes pidió a amigos y conocidos colaboración y 4 chicos más accedieron. En total, lo contestaron 14 participantes (de 23 preguntados).

El hecho de que haya tenido que dedicar más tiempo y esfuerzo en la búsqueda de hombres (para llegar al mismo número de ambos géneros), evidentemente, habría que analizar en mayor profundidad los motivos explicativos. Sin embargo, considero que este hecho aporta información y reflexión.

Me limito a lanzar varias preguntas que, personalmente, me genera: ¿Cuáles son los motivos? ¿Ha sido falta de interés (las mujeres a los pocos minutos comenzaron a darme una respuesta)? ¿Existen todavía muchas resistencias por parte de ellos a la hora de tratar la igualdad de las mujeres en la sociedad? ¿Qué o quién/es provoca/n estas resistencias? ¿Perciben que es un hecho aislado a su vida en esta sociedad o, por el contrario, que les compete e influye esta sociedad machista y patriarcal pero les falta iniciativa y/o recursos para hablar de este tema?

 

En la PRIMERA PARTE del cuestionario, para introducir a lxs participantes en un estado de empatía y reflexión, les mostré una situación real que tenían que vivir como propia. Aunque en el anexo podréis observar el cuestionario completo, para que podamos entender las reflexiones que ha suscitado os la muestro a continuación:

Trabajas en una oficina de una administración de fincas donde tratas con todo tipo de personas, es decir, no sólo con propietarios/as e inquilinos/as, sino también, con proveedores. En uno de los edificios que lleváis una persona de mediana edad te realiza preguntas personales tipo: ¿Tienes pareja? Tú, por amabilidad, al tratarse de un cliente, contestas la verdad, y es que no tienes pareja. Acto seguido te propone invitarte a su casa de veraneo, porque tiene mucho dinero y quiere llevarte, además de insistir muchos en darte dos besos, aunque tú no quieres.

Sin embargo, desde ese día esta persona comienza a ir, con mucha más frecuencia que antes, a tu oficina. Y, cada vez que se va a ir, mira alrededor para cerciorarse de que nadie más está mirando, se empeña en darte dos besos, aunque tú te separas y dices que no, hasta que un día intenta besarte en la boca.

Tras lo ocurrido, te da vergüenza contárselo a alguien de tu confianza, además de temer poner en riesgo el trabajo de vuestra oficina por la posibilidad de perder esa comunidad de vecinos/as. Pues, esta persona que actúa así contigo, se encuentra en una posición de poder y podría hacer que perdieseis como clientes a toda esa comunidad de 200 propietarios.

PREGUNTAS:

-¿Qué emoción o emociones te genera esta situación?
-Comenta brevemente cómo actúas ante la misma.

*Por motivos educativos y de búsqueda de reflexión os voy a mostrar por separado las respuestas de ambos géneros, así como sus comentarios literales (sólo aquellos repetidos se han omitido o unido). Pues se observan, claramente, los diferentes tipos de pensamiento que existen ante esta problemática, además de claras diferencias comportamentales entre hombres y mujeres a la hora de afrontar una situación de abuso/discriminación/agresión. Por todo ello, he considerado más importante y enriquecedor que cada persona genere sus propias conclusiones sobre este problema tan importante de nuestra.

* En los apartados de “emociones”, destaco las más señaladas en negrita, por parte de lxs participantes. Incluyo, en su caso, comentarios de quienes se extendieron más, ya que suscitan información y reflexión. Así como evidenciar que si se nos proporciona un listado de emociones (aparece en el anexo), y/o educación al respecto, se genera un mayor conocimiento de nuestro estado emocional y fisiológico, ayudando en nuestro bienestar.

RESPUESTAS:

-MUJERES

EMOCIONES: Confusa, ofendida, tensa, indefensa, ira, enfado, inquieta, asustada, preocupada, triste, desconfiada, atrapada, cabreada, irritada, amenazada, colérica.

- Me genera emociones muy negativas, una mezcla de angustia, nervios, bloqueo y sobre todo impotencia por el hecho de poner en riesgo el trabajo y que no respete mi postura, que no entienda que NO es NO. Es totalmente injusto tener que soportar una situación así.

- Resulta muy frustrante. Si no le he cortado más al principio, me siento mal. Me siento mal por la humillación, puesto que cualquiera (hombre) puede venir y situarse por encima de ti tratándote así, a su antojo. Y porque, además, cuando pasa y miras hacia atrás tienes la seguridad de que él sabe de sobra lo que ocurre: Que no quieres y te incomoda pero le da igual; mientras a ti te preocupa primero no ser una borde o demasiado antipática y más adelante te sientes culpable porque no lo frenaste. Así que: humillación y malestar, vergüenza, culpabilidad (mal conmigo misma). Y bastante asco. Finalmente, rabia, que es lo que lleva luego a actuar (a veces).

- La primera emoción que me invade es un sentimiento de culpa, por no saber detener la situación y a la vez, porque pienso que si defiendo mi territorio y pongo a esta persona en su lugar, puede afectar a mi trabajo. Inmediatamente después sentiría impotencia y a la vez rechazo, ofensa y tensión.

COMPORTAMIENTOS ANTE LA SITUACIÓN:

  • Comentarlo con superiores, compañeros y pareja.
  • Se lo contaría a algún amigo/a o a algún compañero/a y que me aconsejara qué hacer.
  • Poner distancia cada vez que aparezca esta persona y hacerle saber que no tengo ningún interés.
  • Cada vez que esta persona fuese, esquivarle e irme de mi puesto de trabajo con alguna excusa.
  • Aunque me diera vergüenza comentarlo, lo hablaría con alguien de confianza en mi trabajo para pedir ayuda o consejo. Seguiría intentando encarecidamente que me respetase, pero si continúa, pondría una denuncia, aunque perdiese mi trabajo.
  • Lo considero una situación muy desagradable, ya que quizás fuera del trabajo, la podría afrontar de una manera más libre e intentar evitar a esta persona a toda costa, pero al tener que acudir todos los días a mi puesto y que él venga me incomoda mucho más y me hace sentirme más indefensa. Si continúa persistiendo en el tiempo, se lo diría a algún compañero o superior, para que me ayudase a afrontarlo y que estuviera presente en el momento en el que pusiera límites a su conducta, ya que temería porque pudiera tergiversar mis palabras o actuación.
  • Agresiva, me defendería, puede que le pegase un buen puñetazo o bofetón.
  • Le comunico a alguien de confianza mi situación, porque no entiendo qué es lo que debe avergonzarme, querría disponer de otros puntos de vista y conocer cómo gestionarían ellos la situación. Por mi parte, mantendría distancia y le preguntaría al susodicho si está contento con el trabajo que estamos realizando, ante su respuesta hipotética de que fuese un sí (y más contando el interés que tiene hacia mí) le explicaría con tono sarcástico y amenazante que sería una pena que vayamos a acabar teniendo que llevarnos mal. Valoro mi integridad por encima del negocio para el que trabajo, en el caso de que yo fuese directiva de la empresa y jugándome una pérdida mayor de dinero, mantendría las distancias y le diría que tengo pareja (aunque no la tuviese).
  • No dejo que se acerque a mí, hablo de la situación con mi superior. No voy a estar a solas con esa persona nunca más. Mi puesto de trabajo es secundario, primero soy yo.
  • Buscar ayuda fuera de la empresa, ir a un centro de la mujer, exponer el caso y denunciar. Sabiendo que es totalmente injusto, sabiendo que seguro me cuesta el puesto de trabajo.
  • Una vez llegados a este punto, no lo sé. Supongo que pensaría qué decirle para poner freno, algo sencillo expresando verbalmente un “esto no”, a sabiendas de que va a dar igual frente a él. Suave para no provocar un ataque (profesional) por su parte. Y acto seguido, a la siguiente, que bien puede ser según acabo de decirle que me desagrada su conducta, lo denunciaría (ya podría decir que dije que no claramente). Habría convocado una reunión con el presidente y otra persona de la comunidad, junto a otra de mi confianza, en la que expondría lo más suavemente posible que se ha dado un problema, pero que no hago responsable a la comunidad de vecinos y que ellos no van a tener ningún problema, que podemos seguir trabajando perfectamente porque sé, espero, que no apoyen ciertas conductas delictivas.
    Todo esto lo digo porque en el enunciado se da mucha importancia al mantenimiento de los clientes. En tal caso, debería tener un plan, desde el punto de vista profesional, que me cubra las espaldas.

 

- HOMBRES

EMOCIONES: Ofendido, avergonzado, atrapado, confuso, preocupado, miedo, triste, nervioso, tenso, desilusión y desgana hacia mi trabajo, vergüenza, asco, , indefenso, inquieto, asustado, desconfiado, impotente, angustiado, frustrado, humillado, irritado, cabreado, colerico. Rabia, porque pese a las aclaraciones de tratar mantener una relación puramente comercial, el individuo pone en compromiso a la otra persona encerrándola entre él y sus responsabilidades laborales. Asustado, bloqueado... Posiblemente culpabilizándome por no haber sabido cortarle mejor en su momento...

COMPORTAMIENTOS ANTE LA SITUACIÓN:

  • Comentarlo con superiores, compañeros y pareja.
  • Hablar con la persona para decirle que pare, si su actitud no cambia, ponerle una denuncia sin importar lo que pase con el trabajo, no tolero el acoso ni por un puñado de billetes.
  • Hablar con la persona en privado de forma diplomática, si continúa, ser más claro y directo: Mi bienestar personal e integridad están por delante de cualquier repercusión que pueda tener en mi trabajo.
  • Informar al superior, hablar con el acosador para que deje de hacerlo y si continúa, denunciar por acoso.
  • Aunque no estoy a favor de las relaciones personales en el trabajo. Si la persona me interesa: Quedar fuera para aclarar las cosas, pero me lo pensaría dos veces. Si la persona no me interesa: Darle una advertencia y si continúa, ponerle una denuncia sin dudarlo.
  • Ante esta situación, y al ser de índole profesional, tengo claro que trasladaría a mis superiores lo que estoy viviendo en el trabajo, comunicarles la ofensa y el rechazo que provoca en mí, esperando que actuaran como corresponde. En caso de ser yo un alto cargo de dicha administración, no tendría ninguna duda en renunciar al contrato con dicha finca si llegara el caso, previa información a susodicha persona, finca, etc, incluso a los abogados de la empresa para saber cómo debemos actuar ante un caso de esta gravedad.
  • La verdad que no sabría exactamente cómo reaccionaría. Ahora en frio, me cabrearía y así se lo haría ver a la persona, pero en la situación seguramente me bloquearía, debido al tema laboral y la situación en sí, aunque si le haría ver que no está bien su actitud y que no estoy interesado.
  • Posiblemente la propia situación me bloqueara y me generara mucha tensión, pero tomaría la decisión de compartirlo con una persona de confianza y notificarlo a mi empresa, aún a riesgo de perder el empleo. No hacer nada ni decir nada no me ayudaría en absoluto. En caso de no recibir ninguna respuesta satisfactoria, lo denunciaría, pero en primer lugar buscaría respaldo de la entidad en la que trabajo ya que es una situación producida en mi entorno de trabajo.
  • Pienso que, pese a lo difícil que pueda parecer, deberíamos actuar con contundencia ante esta situación poniendo a esa clase de personas aparte, haciéndole ver que si quiere tratar temas laborales, no es problema. Pero, si pasa a ser un acoso, romper relación de cualquier tipo.
  • Debo ser sincero y, por tanto, desde mi posición de varón, sé que es casi imposible que a mí me pase algo así ya que este tipo de acosos suceden, de manera casi exclusivamente, unilateralmente, es decir, de hombres a mujeres. Dicho esto, sentiría una gran sensación de enfado y frustración, lo que me provocaría tristeza y estrés creciente según vayan aumentando las exposiciones a este tipo de situaciones. Supongo que aguantaría hasta que se me hiciese insostenible y reaccionara de forma que no podría describir, pero, si no es violentamente, al menos sí de manera despectiva y cortante. Eso en caso de llegar a encontrarme en esa situación, ya que, probablemente, cortase de manera tajante al principio este proceso
  • Siendo difícil ponerme en su lugar, sin haber pasado por eso, creo, o me gustaría creer, que le diría a este hombre que no volviera a hacer eso y lo comentaría con el responsable de la administración, aún a riesgo de perderlo como cliente.

 

En la SEGUNDA PARTE, les mostré situaciones reales de diferentes ámbitos laborales vividas por mujeres de variadas edades que han experimentado violencia de género de diversas formas. Tras ellas, contestaron:

- MUJERES

¿Podrías comentar brevemente qué reflexión te suscitan?

  • La educación lo es todo.
  • Seguimos viviendo en un mundo machista y esto debe cambiar desde los entornos educativos.
  • Todas son abusos de autoridad, porque todos son hombres con puestos “superiores” que se creen mejor que una “simple” mujer. Vergonzoso que esto pase en el siglo XXI.
  • Algunas son claramente hechos machistas, otras parece que pueden decirlo por cortesía y que no te hagas daño al coger peso por pesar demasiado, en algunas ocasiones no tenemos la fuerza suficiente para hacerlo, por lo menos yo. En mi trabajo hay cosas que yo no puedo cargar y les digo que lo bajen ellos.
  • Me parece que todavía tenemos mucho que trabajar para que exista una igualdad entre géneros. Creo que las mujeres llevamos aguantando muchos años de vergüenzas y vejaciones, que no podemos seguir consintiendo y que necesitamos apoyo tanto entre nosotras, como por parte del género masculino, para romper ya con estas humillaciones a las que nos vemos sometidas.
  • Que nos callamos las cosas más de lo que deberíamos.
  • Que los hombres se creen con derecho a hacer y decir lo que les da la gana, porque piensan que por tener pene tienen el poder y que las mujeres somos débiles, pero en el fondo les da miedo vernos fuertes o que les demos una respuesta que los deje sin palabras y ahí es cuando viene el problema porque no lo pueden soportar y siempre tienen que quedar por encima. Falta de respeto, burlas, abuso, maltrato... Creo que esa es la forma de demostrar su inseguridad y su complejo de inferioridad (aunque ellos se crean superiores)
  • Todas las mujeres que cuentan las experiencias vividas, excepto la última, son conscientes de la situación, sin embargo, prefieren mantenerse calladas. En el primer caso dice textualmente “Claro, a él le enseñan a hablar, a mí me han enseñado a callar...” Vamos a partir de esa premisa, y a profundizar en el hecho de que si al que han enseñado a hablar no aprende a respetar y a la que han enseñado a callar no aprende a hablar ¿dónde se encuentra la solución?
  • Que vivimos en una sociedad machista, nos siguen dejando los trabajos que para ellos consideran de segunda, y que los niños actúan así porque, como es lo que ven y oyen todos los días, lo consideran normal.
  • Lo primero, que evolucionamos muy poco…Parece que ciertas cosas no cambian y que no se está sabiendo establecer una censura social real a estas situaciones del ámbito laboral.
  • El machismo sigue siendo, a día de hoy, unos de los problemas más graves de nuestro país, tanto en el trabajo como en casa. No puede ser que se tengan que aguantar esas preguntas en tu puesto de trabajo y esas discriminaciones por ser de un sexo u otro. Hay mucho que cambiar respecto a este tema en la sociedad.

¿Qué emociones te ha generado leer estas situaciones?

Temor, decepción, frustración, angustia por ellas, rechazo, indignación, ira, perplejidad, injusticia, enfado.

- Mucha rabia. Mucha rabia.

- Me suscitan rabia, como es lógico, que en pleno siglo XXI todavía ocurran esas situaciones. También me indigna ver que exista esa pasividad por parte de las mujeres que reciben ese trato.

- Me genera bastante vergüenza que en esta sociedad se continúe actuando de maneras tan desiguales y tan asquerosas. Demuestran poca educación y poco respeto hacia las mujeres. Sobre todo me provocan asco y bastante irritabilidad.

- Rabia e impotencia porque muchas veces no sabes actuar a tiempo y, otras veces, por ser prudente, no dices o haces lo que piensas.

- Empatía, pero sobre todo energía para seguir trabajando por un mundo enfocado hacia la igualdad.

- Ojalá perdamos el miedo a hacer lo que nos gusta, vestirnos como queramos, maquillarnos o no, decir lo que pensamos y no bloquearnos ante estas situaciones, a demostrar nuestra fuerza física y mental sin avergonzarnos, perder el miedo a ser libres...

 

¿Hay alguna experiencia o experiencias que te haya/n impactado más?

- Ninguna, porque desgraciadamente esto pasa a menudo.

- B, 34 años, profesora:

-Que en un colegio se utilicen este tipo de gracias, no me hace ninguna gracia y pienso en manos de quien quedarán nuestros hijos.

- De las mencionadas, la anécdota del profesor de la puntita. Me parece el colmo porque además ahí estamos hablando de funcionarios públicos. Las funcionarias en principio deberían estar más protegidas porque no dependen de esos cerdos para mantener su trabajo. Así que me da más rabia que no sea (más) fácil ponerle en su sitio (que ya sé que no lo es, pero debería, porque eso demuestra que entonces cuando no se actúa, como en el caso primero de la comunidad de propietarios, no es verdaderamente por mantener el trabajo).

- A, 26 años, educadora social:

- Que se crean con el derecho a tocarte el culo y lo vean como una broma…Indignante. 

- Es muy fuerte que la pobre chica tuviera que dar tres oportunidades al jefe creyendo que eran imaginaciones suyas...

- Me parece que está muy bien la anécdota del italiano porque eso nos pasa: lo primero que hacemos es dudar. Y luego siempre es lo que parecía. Pero ya perdimos una oportunidad de marcar los términos del trato con esa persona.

- Que una educadora social no sepa manejar una situación con un niño de 11 años. Mi profesor de educación física de 4º de la eso, un tipo muy atractivo, expulsó a una alumna que le sugirió que “si nos enseñaba los abdominales entrenaríamos el doble y ganaríamos el partido”. En ambos casos, no me parece una cuestión única de género, sino también de la competitividad en el desarrollo de tu trabajo: Eres un adulto frente a menores y te dedicas al ámbito de la enseñanza, por lo que (incluso legalmente) eres tú el que debes resolver dicha situación.

- F, 50 años, administrativa:

- Todas me impactan, enfurecen y entristecen, pero aplaudo la respuesta de F, 50 años, administrativa. Pero me apena que la mayoría de las veces no quedemos bloqueadas, nos sintamos avergonzadas e indefensas en  este tipo de situaciones. Lamentablemente, la gran mayoría las hemos vivido o las vivimos a diario. Por eso hay que seguir luchando para que esto acabe al fin. Lo principal es inculcar respeto y buena educación a los niños desde pequeños para evitar conductas machistas e intolerantes.

- C, 25 años, profesora, experiencia 1:

- Que se refieran a alguien como el “chocho” de otra persona, me parece muy humillante y vergonzoso.

- Cuenta una situación muy presente en la sociedad que yo tampoco ligaría a una cuestión única de género. Pese a que son muchos y muchas a los que se ataca por ser “parejas de”, esa discriminación se hace indistintamente del género, es más una cuestión de parentesco. “está ahí porque es la mujer de”; “está ahí porque es el marido de”; “es que es la sobrina”; “es el hijo del jefe”; “le enchufó porque son amigos”. Los tratos de “favoritismos” sean reales o no, son el cebo preferido de todos aquellos cuya única intencionalidad es desprestigiar a un compañero

Por no extender mucho, también algunas personas comentaron su indignación ante la diferenciación de vestimenta entre hombres y mujeres, la diferencia de puestos entre ambos géneros, así como el  hecho de que en las entrevistas de trabajo a las mujeres se nos pregunte por las intenciones de ser madres, cuando a los hombres ni  les plantean esta cuestión.

-HOMBRES

¿Podrías comentar brevemente qué reflexión te suscitan?

  • Progresiva falta de valores y educación recibida en las personas de menor edad.
  • Me parece increíble que estemos tan evolucionados como especie y sigamos teniendo comportamientos tan obsoletos.
  • Falta de empatía y concienciación en la sociedad debido a la sociedad capitalista: Infierno en el trabajo por las condiciones laborales y el acoso de un porcentaje muy elevado de la población.
  • Que son situaciones que pasan con más frecuencia de la que parece, ya que la mayoría por vergüenza no suelen ni comentarlas. Supongo que por miedo a pesar que son las culpables de provocar esa situación. Y, aunque seguramente haya pasado alguna vez al sexo masculino, no creo que sea ni parecido.
  • Casos evidentes de discriminación sexista/acoso. Todas ofensivas y algunas, incluso, vejatorias.
  • Repulsión: Personas en puestos de poder que se aprovechan de ello (en estos casos se debería denunciar). Respuesta social: Todos somos cómplices de estos actos (el jefe que lo hace y los compañeros que miran hacia otro lado)  Falta de ética y moral. Respuesta personal: Tenemos que apartar el miedo de nuestras decisiones y pensar que hay situaciones que, por difíciles que sean, hay que lucharlas. Y  por último, tenemos a la gente que es tonta del culo, y expresa su opinión machista a los demás sin ser preguntados. Si no te han preguntado no tienes por qué decir nada. Cada uno tiene derecho a ser como quiera y ponerse lo que quiera.
  • Tenemos que ser consecuentes con nuestros actos, y en ciertos momentos debemos sopesar si mirar para otro lado o enfrentarse a la realidad. Por desgracia se vive en un mundo donde  cada vez es más común mirar para otro lado, para que nuestros intereses no se vean afectados, porque tenemos miedo a las represalias. La fuerza de grupo hace mucho, y no la aprovechamos para decirles a los que tienen el poder que paren. Recordad que si nosotros no trabajamos, ellos no generan dinero, pero como grupo todos tenemos que empujar hacia el mismo lado.
  • Que sigue siendo un problema para las mujeres tener puestos de trabajo bajo las mismas condiciones y sin acosos.
  • Que hay mucho hijo de puta mal educado suelto. Por culpa de esta mierda de sociedad machista cada vez más se carece de valores y empatía.
  • Que vivimos en una sociedad anclada en pensamientos antiguos y que se vanagloria de poder y el estatus, y ¿por qué no decirlo? En la que muchos hombres se creen los “reyes del mundo”, (que también algunas mujeres.), cuando lo que realmente somos personas, y que debería haber bastante respeto y educación hacia aquellos que tenemos al lado, indistintamente de nuestras creencias, sexo o poder social. Estamos hablando de capacidades, y eso no lo da ser hombre o mujer, ser de derechas o izquierdas, religioso o agnóstico o tantas otras cosas, lo da la formación, tanto la adquirida por estudios, trabajos y experiencia o la educación que nos han dado en casa desde pequeños.
  • Indignación, perplejidad y ciertamente tristeza
  • En estas exposiciones, he visto casos totalmente diferentes que me muestran actitudes claramente machistas unas, otras una enorme falta de educación y/o respeto, otras que englobaría en caballerosidad y otras, especialmente la ultima, que tendría que valorar en todo el conjunto de la situación y lo que ocurre en el entorno y no solo con lo que percibe una persona del conjunto.
    Lo que si veo en común en todas ellas es una interlocución claramente sesgada por parte de una exposición feminista, o, como se utiliza ahora, para diferenciar diferentes corrientes reivindicativas, hembrista, la cual sólo busca en todos los casos ridiculizar o criminalizar la actitud del hombre. por tanto, ante dicha falta de objetividad en la exposición, no voy a efectuar valoración alguna sobre este apartado.
  • La primera reflexión que me viene a la cabeza es el gran fracaso de la Ley base de Igualdad aprobada creo recordar en 2007 (con modificaciones posteriores en CCAA) ya que, por ejemplo en materia laboral, pese a ser una Ley necesaria e importante, no se ha llevado a rajatabla dejándola en manos, muchas veces, de los convenios colectivos de cada sector específico. En el caso de la Asociación de enfermos mentales vemos claramente la diferenciación de cada perfil profesional por género, algo que, tras la Ley, no debiera ocurrir. Algo similar ocurre en contrataciones que no se basen en igualdad de oportunidades o criterios en base a capacidades, y no "físicos" como se da en el caso del restaurante. A pesar de tratarse de legislación necesaria no aborda la raíz de la problemática, el reparto y rol de tareas tanto domésticas /cuidados como externas debe ser equitativo en la sociedad, debe instalarse en el imaginario colectivo. El modelo patriarcal existente en el ámbito profesional no es más que la continuación de un modelo educativo que no acaba de apostar por la coeducación, a pesar de ser algo fundamental para la sociedad.
    En el ámbito social apenas hay referencias a la realidad de ser una mujer en un contexto de educación por ejemplo de menores (mayoría de niños varones, mayoría de educadoras mujeres), o en prisiones, un contexto masculino por naturaleza, etc. Creo que es doblemente difícil ser mujer y trabajar en una profesión fuertemente "feminizada" y, sin embargo, darse la paradoja de que las mujeres, por el hecho de serlo, viven circunstancias y situaciones en clara desventaja con respecto a los compañeros hombres. Sin embargo, existen muy pocos enfoques y estudios al respecto, y muy pocas mujeres referentes visibilizadas que puedan transmitir su experiencia, de hecho si pensamos en la formación reglada la mayoría de los referentes que aparecen en los textos son hombres, la mayoría de directivos o altos cargos son hombres, etc.
  • No en todos los relatos veo mucha gravedad, simplemente el típico listillo que se pasa de "bocas". y que bocazas siempre los hubo y siempre los habrá. Yo simplemente contestaría como la chica del último texto (F, 50 años, administrativa).
  • Pues sinceramente que tanto chicos como chicas estamos muy inculcados en la cultura del patriarcado.

¿Qué emociones te ha generado leer estas situaciones?

Sorpresa, decepción, esperanzado, frustrado, avergonzado, asco, humillación, irritación, repulsión, ira, impotencia, dolor, indignación, tristeza. Vergüenza, rabia porque a día de hoy se sigan produciendo de forma tan cotidiana y gratuitas. Desilusión y desgana.

- Me cabrea cuando la gente se pasa de lista o graciosa, sea del mismo género o diferente. Básicamente es bullying.

- Rechazo todas de ellas. Falta de educación, respeto, sexismo… Puedo entender que hay ciertos trabajos de esfuerzo, como en alguno de los casos, que por caballerosidad, se ofrezcan a ello los chicos, pero no con ese tipo de comentarios.

 

¿Hay alguna experiencia o experiencias que te haya/n impactado más?:

- B, 34 años, profesora:

- La del profesor, una persona así no puede estar dando clase.

- Quizás la del profesor del colegio, por destacar alguna, porque siempre se piensa en los profesores/as como referentes de los alumnxs.

- F, 50 años, administrativa: Me parecen todas situaciones similares, si tuviese que elegir una, diría esta, por la brusquedad de un comentario tan inapropiado dicho tan directamente.

- La del jefe toca culos, yo directamente voy a la comisaría.

- Que le toquen el culo, y que les pidan que lleven falda, además de obligarles sólo a ellas a sonreír.

- Lo cierto es que cada una de ellas, tiene su aquel…. Pero me “repelen” mas, aquellas en las que el hombre se sobrepasa tanto con comentarios, como con acciones. O la de la empresa que por ser hombre o mujer designa quién está capacitado o no para un puesto.

- Todas las situaciones impactan por ser machistas y sexistas aunque no es proporcionable la intencionalidad que pudiera tener un niño a la hora de realizar un comentario sexista a la que genera un adulto. En el caso de un niño, considero que es importante aprovechar ese comentario para intervenir educativamente con él y no dejar pasar la oportunidad.

     Me impactan de igual forma experiencias claramente visibles que otras que son más difíciles de detectar, considero que las más "evidentes" son menos toleradas por la sociedad actual que otras que requieren una reflexión más profunda. Sin embargo, los micromachismos y la normalización de situaciones costumbristas ahí siguen y cuesta mucho erradicarlas. Por ejemplo, que los chicos se encarguen del material y las chicas no saquen la basura es algo que puede pasar desapercibido y normalizado para bastantes personas cuando no deja de ser una clara muestra sexista y profundamente inmersa en la cultura de una sociedad patriarcal.

     Me impacta mucho cuando leo que una mujer se bloquea a la hora de reaccionar ante una situación machista, como hombre no puedo llegar a ponerme exactamente en su situación ya que lo haría desde mi posición de privilegio. Me resulta una experiencia compleja y difícil cuando la vivo, o, como en este caso, la leo.  En estas situaciones corremos el riesgo de actuar a través del sexismo benevolente, es decir, que alguien salga en su defensa en una situación así, lo cual no deja de ser una conducta inapropiada ya que anula y suplanta su capacidad /decisión o modo de actuación. No deja de ser una actuación sexista aunque de una forma más solapada, una actitud peligrosa. Personalmente me la estoy trabajando porque en numerosas ocasiones he tendido a ella especialmente en ámbitos profesionales y con ayuda la he podido detectar.

- La que más me enfada, y por supuesto, me impacta aunque no por lo raro, que no creo que lo sea, sino por lo frecuente que es, la reacción del jefe que tocaba el culo a una empleada, ¿cómo se puede reír el mamonazo? ¿Que pensaría él de la misma situación en la que fuera su hija la víctima? ¿Seguiría siendo gracioso? Todos somos hijos, primos, amigos, hermanos o padres de alguna mujer. Por favor, quererlas y respetarlas como si fueran tu sangre (lo son, de ellas venimos).

      Otra, es la de los chicos con comentarios para no dejar coger cosas pesadas a las chicas tan sólo por ser chicas. No creo que sea un criterio ético, es preferible una sociedad cooperativa, todos vivimos aquí y tenemos que involucrarnos de la misma manera

Mencionar que uno de los participantes no contestó a esta pregunta.

 

ANEXO: CUESTIONARIO PARTICIPANTES

INSTRUCCIONES:

Se trata de un cuestionario anónimo, en el cual te vamos a presentar una serie de situaciones y, tras leerlas, necesitamos que contestes a unas preguntas.

Por favor, tu colaboración es muy importante, por ello te rogamos que contestes a las preguntas sinceramente. NO existen respuestas correctas o incorrectas. Te pedimos que, en la medida de lo posible, busques un momento en el que puedas tomarte unos minutos para realizarlo sin interrupciones. Es muy importante que lo realices en el orden establecido, sin adelantarte o mirar las preguntas siguientes.

¡Muchísimas gracias por tu colaboración! :)

 

Edad:

Género:

Nacionalidad:

Sector profesional al que perteneces:

 

Para la siguiente situación que te presentamos, te pedimos que imagines que eres tú quien ha vivido la misma. Te informamos que completamente real:

Trabajas en una oficina de una Administración de fincas donde tratas con todo tipo de personas, es decir, no sólo con propietarios/as e inquilinos/as, sino también, con proveedores. En uno de los edificios que lleváis, una persona de mediana edad te realiza preguntas personales tipo: ¿Tienes pareja? Tú, por amabilidad, al tratarse de un cliente, contestas la verdad, y es que no tienes pareja. Acto seguido te propone invitarte a su casa de veraneo, porque tiene mucho dinero y quiere llevarte, además de insistir muchos en darte dos besos, aunque tú no quieres.

Sin embargo, desde ese día, esta persona, comienza a ir, con mucha más frecuencia que antes, a tu oficina. Y, cada vez que se va a ir, mira alrededor para cerciorarse de que nadie más está mirando, se empeña en darte dos besos, aunque tú te separas y dices que no, hasta que un día intenta besarte en la boca.

Tras lo ocurrido, te da vergüenza contárselo a alguien de tu confianza, además de temer poner en riesgo el trabajo de vuestra oficina por la posibilidad de perder esa comunidad de vecinos/as. Pues, esta persona que actúa así contigo, se encuentra en una posición de poder y podría hacer que perdieseis como clientes a toda esa comunidad de 200 propietarios.

Contesta a las siguientes preguntas:

¿Qué emoción o emociones te genera esta situación? (Por si te resultase de ayuda, te presentamos un listado de emociones en la imagen que se encuentra a continuación):

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Comenta brevemente cómo actúas ante esta situación:

A continuación, te presentamos una serie de situaciones reales. Se trata de experiencias vividas por mujeres. Tras ellas, te realizamos unas preguntas.

Para preservar el anonimato de las mujeres que han colaborado contando sus experiencias, se utilizan iniciales inventadas. Sólo dos aspectos se mantienen afines a la realidad: El ámbito profesional al que pertenecen y su edad. De esta manera, queremos realizar una pequeña muestra de la amplitud de contextos/ambientes en los que ocurren situaciones de violencia machista, de discriminación hacia la mujer, así como visibilizar el hecho de que las mujeres viven estas situaciones a cualquier edad y en sitios que, en muchas ocasiones, son inesperados.

A, 26 años, educadora social:

  1. En el centro de menores en el que trabajo, un día mi compañero de trabajo me dice: “Oye, ¿y por qué te pintas? Estas más guapa sin pintar”. A mí me salió decir: “No, es una crema del sol”. Es decir, me estaba justificando, cuando en realidad no tengo por qué hacerlo, si me apetece pintarme, me pinto y punto.

  2. En el mismo centro, otro día uno de los niños, que tiene 11 años, me dice: “Joer, profe, ¡Qué buena estás!”. En ese momento me quedé bloqueada sin saber qué contestarle Después de eso, pensaba: Buf, ¿cómo puede ser que yo, con 26 años, me haya quedado sin “armas” para rebatir a un niño de 11 que me dice esto? Claro, a él le enseñan a hablar, a mí me han enseñado a callar...

  3. Cuando trabajé como camarera fuera de España, mi jefe italiano me tocó el culo en tres ocasiones. La primera vez yo me quedé cortada pensando: "No puede ser, ¿me ha toca el culo? ¿No me lo ha tocado? La segunda vez,  me tocó el culo y pensé: “Hijo de puta, me ha tocado el culo, ahora sí que sí…”, pero me quedé bloqueada sin poder hacer nada. La tercera vez, me di la vuelta y le dije, en español: “¿Qué coño haces?” Empezó a reírse diciendo: “Ah, nada, era una broma, no enfadarse, no enfadarse”, y siguió riéndose como si nada.

B, 34 años, profesora:

  1. En mi colegio público, somos todas mujeres excepto un profesor. Y este profesor no trabaja mucho la igualdad…En el desayuno, estamos tan tranquilamente y llega él, corta el pan y dice: "Ay, para ti la puntita que esto seguro que te gusta…", y más comentarios de este tipo…

  2. Hace poco, tuvimos una jornada sobre violencia de género en el cole para trabajar este tema mejor con el alumnado. La única pregunta que se dignó a hacer fue que qué pasa con las denuncias falsas de las mujeres, porque él piensa que las utilizamos para que metan al hombre en el calabozo.

  3. Otro día en el grupo del WhatsApp que tenemos del cole, donde teníamos también otras jornadas feministas, comenta: "Uy feminista, allá que voy ahora mismo". Ninguna de nosotras nos atrevimos a contestarle nada porque no queremos tener problemas, pero nos hierve la sangre ya que sabemos cuál es la realidad... De hecho, otro día en una reunión del cole para temas de prevención de violencia de género, dijo que él no pintaba nada en esa reunión porque esos temas, a él, le sudan los cojones, literalmente lo dijo.

D, 32 años, trabajadora social (nos relata varias situaciones vividas por ella y por una amiga suya):

  1. En la Asociación de Personas con Enfermedad Mental en la que trabajo, somos todas mujeres, excepto 3 chicos. Ellos no están trabajando en puestos como nosotras, Educadoras, Trabajadoras sociales, Psicólogas, etc. No, ellos están en puestos de contabilidad, informática y administración… Y, en ayuda a domicilio, mi puesto anterior, también ocurría lo mismo: Sólo éramos mujeres las que estábamos en puestos relacionados con lo Social y cuidados; y los pocos hombres que había estaban en puestos como los que he mencionado.

Tengo constancia, porque, además, los he visto, de que llegan CV´s de chicos para puestos sociales, pero no se les llama.... Así que esto también es bastante característico...

  1. También me gustaría comentarte que una amiga, cuando estaba optando a una beca para ser Administrativa en Recursos Humanos, el chico que le hizo la entrevista, en vez de preguntarle por su CV, su experiencia profesional y cosas relacionadas con el puesto, las preguntas que le hizo eran que si tenía pareja, que la pareja dónde trabajaba, cuánto ganaba etc. A otras compañeras suyas que iban a optar a otra beca similar les ocurrió lo mismo. En cambio, a los chicos que entrevistaban, les habían preguntado si tenían padres que les respaldaran, pero a las chicas, si tienen pareja... Primero, ni te tienen por qué preguntar esto, y además, se ve la diferencia en el trato...

E, 25 años, profesora:

  1. Cuando estuve en una cadena de restaurantes famosa trabajando como camarera, entré ahí porque el día que iba a dejar mi CV, me vio el gerente del restaurante y me dice: "Ay, me gustas. Me gusta una chica como tú, con tu perfil", cuando ni si quiera había leído mi CV.

  2. En este restaurante:

  • Por protocolo las chicas tenemos que llevar falda, pero yo me negué a ello, al final conseguí ir con pantalones, pero el resto iban con falda...

  • Los cubos de basura sólo lo sacan los chicos, las chicas no…

  • El  tema de sonreír: A todas las chicas nos decían que teníamos que sonreír, a ninguno de los compañeros les decían que tenían que hacerlo…

  1. En todos los colegios concertados y privados que he trabajado, tanto a alumnas como a profesoras, nos dicen que las chicas no podemos ir con pantalones cortos, pero los chicos sí que pueden ir con bermudas. Tampoco podemos llevar camisetas de tirantes…

C, 25 años, profesora:

  1. Como voluntaria en un grupo de Scouts, cuando empecé en él, empecé a mover para que se hicieran actividades y echar una mano, pues, arreglando cacharros básicamente, y los compañeros empezaron a decir que yo me lo tenía muy creído porque yo soy el chocho de A. (A. es mi pareja que lleva varios años en el grupo, yo llegué el año pasado).

  2. Cuando vamos de campamento, hay que sacar todo el material y cuando había que revisar alguna cosa como las placas solares, motores etc, pues eso sólo lo hacen siempre los chicos con comentarios como: " Eso ya lo hacemos nosotros…".  Y cuando había que cargar cosas de mucho peso como arcones y cosas así: "No, no lo cojas tú, a ver si te vas a hacer daño".

F, 50 años, administrativa:

Hace años cuando trabajaba en un estudio de arquitectura, estábamos en una comida de empresa y yo me acerqué a donde estaban mis jefes para hablar con uno de ellos. Entonces, otro de mis jefes, de repente, me pregunta: “F, ¿tú cuánto follas?” Yo me quedé sorprendida de que dijese algo así, el resto de mis jefes se quedaron también a cuadros, y le contesté: “Pues, lo que quiero”. Y me dice: “No, tú tienes que decir que follas mucho”. Y, en ese momento, me vino a la memoria un chiste que había escuchado y le dije: “Yo follo todo lo que quiero y más, porque fíjate lo que me dijo el otro día mi marido, que me iba a poner un palacio para que jodiera como una reina, y yo le dije que no, que mejor me pusiera un manicomio para follar como locos”.  Entonces, ya se quedó cortado y yo me cambié de sitio.

 

Tras leer estas experiencias:

¿Podrías comentar brevemente qué reflexión te suscitan?

¿Qué emociones te ha generado leer estas situaciones?

¿Hay alguna experiencia o experiencias que te haya/n impactado más?

 

Muchas gracias por tu colaboración. Un saludo.

 

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