No estamos solos. Desde hace generaciones estamos acompañad@s. Siempre hubo un pensamiento dominante, hegemónico, capturado y sobrecodificado. Y siempre hubo quienes encontraron líneas de fuga. Habitamos en aquellos lugares, siempre en movimiento, a los que apuntan esas líneas de fuga. Vivimos un derrumbe de las utopías felicistas, únicamente sustentadas en los endebles pilares de un paradigma económico, y no humano.
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