¿Es el desarrollo sustentable una esperanza para la humanidad?

Por Jorge Enrique Guerrero Montoya.

Este escrito hace una sucinta descripción sobre una reflexión acerca de lo que prescriptivamente es el desarrollo sustentable y de lo que es en la realidad. Para ello se tratarán autores que escriben sobre el tema y ejemplos prácticos de países como Colombia y Venezuela para comprender cómo actúa este fenómeno en algunos contextos.

En el siglo XXI la naturaleza ha cobrado especial interés para el mundo globalizado. La relación de la sociedad y ella a través del fenómeno desarrollista ha llevado a repensar y reacomodar el discurso del desarrollo –depredador de recursos- de tal forma que se tengan en cuenta ciertos límites de la naturaleza. Se ha emprendido un camino para tomar acciones orientadas a conservarla, utilizarla sustentablemente y regenerarla. Es así como se comienza a transformar el paradigma del desarrollo convencional en un desarrollo sostenible o sustentable, que garantice la satisfacción de las necesidades de las generaciones actuales y asegure la de las futuras[1].

En este sentido, Martínez & Roca (2001) cuestionan el tema de la sustentabilidad para garantizar la satisfacción de las necesidades de las generaciones futuras y, por qué no de las actuales también –diría yo-. Para los autores el concepto de sustentabilidad-sostenibilidad lleva intrínsecamente el no uso de recursos naturales no renovables, ya que estos no son sustentables –no se regeneran ni reproducen- porque se agotan totalmente en algún lapso.

Miremos las constituciones, en su orden, de Colombia y Venezuela respecto de su mandato de sostenibilidad ambiental:

CAPITULO III. DE LOS DERECHOS COLECTIVOS Y DEL AMBIENTE.        ARTICULO 80. El Estado planificará el manejo y aprovechamiento de los recursos naturales, para garantizar su desarrollo sostenible, su conservación, restauración o sustitución. Además, deberá prevenir y controlar los factores de deterioro ambiental, imponer las sanciones legales y exigir la reparación de los daños causados. Así mismo, cooperará con otras naciones en la protección de los ecosistemas situados en las zonas fronterizas. (Banco de la República, 20012, p. 14)

Capítulo IX. De los Derechos Ambientales. Artículo 128. °. El Estado desarrollará una política de ordenación del territorio atendiendo a las realidades ecológicas, geográficas, poblacionales, sociales, culturales, económicas, políticas, de acuerdo con las premisas del desarrollo sustentable, (…). (Gobierno Bolivariano de Venezuela, 2012, p. 31)

Estos dos artículos deberían ser aplicados tal cual en los territorios de ambos países, sin embargo ambas naciones son productoras, refinadoras, consumidoras y exportadoras de petróleo –entre otros recursos naturales no renovables-. En Colombia, en el año 1991 cuando se indicó el artículo 80 descripto anteriormente, la producción promedio de petróleo crudo fue de 425 miles de pies cúbicos por días calendario KPDC, mientras en el 2012 hasta el mes de agosto fue de 932 KPDC (la tendencia entre enero y agosto se encuentra en este rango) (SIPG, 2012).

Fuente: Elaboración propia utilizando datos del SIPG.

[ver figura abajo]

La información de Venezuela muestra que en 1999 la producción fue de 3126 miles de barriles diarios, mientras en 2009 (SIPG, 2012), mientras en 2012 la cifra pasa a 3 millones 11 mil barriles diarios (AVN, 2012). Como podemos observar ambos países en vez de disminuir o de detener la explotación de recursos no renovables, la aumentaron. Gran parte de su PIB corresponde a ingresos por este tipo de actividad económica minera. Su práctica es antagónica con el modelo de desarrollo sustentable que orienta en la Carta, y más aún con los objetivos del milenio. Sin embargo, es armónico con el discurso de poder que se esconde detrás del paradigma de desarrollo sustentable basado en principios liberales de individualismo y de crecimiento económico para satisfacer necesidades de los individuos.

Ahora contemplemos la posibilidad de que estos países tomen en cuenta energía alternativa para poder dejar de lado la producción de energía a través de los métodos extractivistas como lo es la explotación de petróleo para fines energéticos. Surgen preguntas tales como: ¿Podrían construir las estructuras de energía alternativa antes de que el recurso hidrocarburo se agote –y del colapso que causaría-? ¿Están realmente interesados en hacerlo? Se suele pensar en lo bondadosas de las energías eólica o solar, entre otras, pero el ciudadano del común se preguntará acaso ¿hay suficiente hierro para construir las bases eólicas para toda la gente? ¿Será ideal para todos los sitios geográficos? ¿Habrá suficiente material para fabricar las celdas fotovoltaicas para producir energía solar a todos los ciudadanos y las industrias? ¿En los países con largos meses de inviernos qué alternativa tendrán? Articuladas a estas preguntas surgen muchas más. Dejaremos este punto en cuestionamiento para darle trato en otras agendas diferentes a este sucinto ensayo.

Igual de preocupante para el desarrollo sustentable es preguntarnos ¿la población mundial dejará de crecer? Para Martínez (2012), durante los próximos años, los desequilibrios demográficos, las necesidades vitales no cubiertas de miles de millones de personas, seguirán generando conflictos y situaciones de riesgo para la seguridad global. Imaginémonos entonces que los recursos renovables no alcancen a satisfacer las necesidades de una población mundial desbordada, las consecuencias serian trágicas ya que hasta los recursos que son renovables “se agotan”.

En otra dirección sobre el asunto de la sostenibilidad-sustentabilidad, Escobar (1994) expone los discursos y prácticas que se llevan a cabo en la nueva lucha por la naturaleza: un discurso liberal que introduce la planificación ecológica para el medio ambiente –una buena ecología es una buena economía-, dejando intocables las bases del modelo económico capitalista[2] –deseos ilimitados, recursos escasos, mercado-. Otro discurso se dirige a criticar el anterior: se crítica la concepción cultural de la naturaleza como una mercancía y el querer hacer más eficiente su uso y no tener la intención de sacar a la naturaleza del circuito económico, como dijera Leff (2002: 192) “la naturaleza es cosificada, desnaturalizada de su complejidad ecológica y convertida en materia prima de un proceso económico; los recursos naturales se vuelven simples objetos para la explotación del capital”. Esta crítica también toma en cuenta el peligro que corren las culturas tradicionales de indígenas y campesinos, culturas que miran al ser humano como parte de la misma naturaleza y no la conciben aislada. Un tercer discurso eco socialista también se dirige a criticar al discurso liberal en tanto mira a la naturaleza como fuente de valor en sí misma –la capitaliza, pero también la construye con la tecnología-. Critican el hecho de que la biodiversidad cobra importancia como reserva de capital. Se termina conquistando a los territorios, sus comunidades y los conocimientos locales:

La biodiversidad aparece no sólo como una multiplicidad de formas de vida, sino como zonas de reservas de naturaleza –territorios y hábitat de esa diversidad biológica y cultural–, que hoy están siendo valorizados por su riqueza genética, sus recursos eco turísticos y su función como colectores de carbono. En este sentido las políticas recientes en torno a la biodiversidad no responden tan sólo a una preocupación por la pérdida de especies biológicas y por su importante papel en el equilibrio ecológico del planeta. La biodiversidad se ha revelado como un enorme banco de recursos genéticos que son la materia prima de los grandes consorcios de las industrias farmacéuticas y de alimentos, (…). Por su parte, para los países y los pueblos donde se encuentran localizadas las áreas de mayor biodiversidad, ésta representa, por una parte, el referente de significaciones y sentidos culturales que son trastocados cuando son transformados en valores económicos; por otra parte, la biodiversidad es la expresión del potencial productivo de un ecosistema, ante el cual se plantean las estrategias posibles de su manejo sustentable, así como las formas de apropiación cultural y económica de sus recursos. (Leff, 2002, p. 106)

Ante este tema tan delicado de capitalizar y apropiarse de la naturaleza que poseen la mayoría de países subdesarrollados, por parte de los países desarrollados De la Torre (2012), en una nota en el periódico colombiano El Espectador.com entabla la siguiente crítica ante el tratado de libre comercio establecido con Estados Unidos:

(…) el deshonroso tratado que hoy despega (…). Alargará su brazo peludo hacia el nicho de riqueza que nos queda, envidia del mundo entero: nuestra diversidad biológica, que es base de la biotecnología. El valor de este mercado bordeó en 2005 los U. S. $800 mil millones. Las últimas décadas registran avances insospechados en esta tecnología de punta y una carrera loca de las potencias industriales por hacerse con sus fuentes nativas. Pues con el TLC, Estados Unidos coronó. Gracias a las larguezas de nuestros obsequiosos ‘negociadores’, ese país podría tener acceso privilegiado a nuestra biodiversidad; controlar el acceso a valiosos recursos animales y vegetales, y asegurarles precios de monopolio a sus multinacionales de la industria farmacéutica. Todo en virtud de patentes que protegen la propiedad intelectual, vale decir, su exclusividad en investigación científica, en innovación y en comercialización de los productos. (…) ‘los términos pactados en el TLC en materia de propiedad intelectual y patentes encienden las alarmas sobre la futura propiedad de los recursos genéticos del país’

La capitalización a través de las patentes deja a Colombia prácticamente sin poder sobre la diversidad de fauna y de flora que se tiene en su territorio, contando con que gran parte de la amazonia se encuentra en este país. Si tomamos en cuenta que se supone que el país debe salir del subdesarrollo, este camino de entregar sus riquezas a un país desarrollado no le hace bien, por el contrario le perpetúa la relación de dependencia generada por el mismo paradigma en su forma convencional, solo que ahora además de la explotación, los recursos, que nombra la autora, prácticamente pasan a ser propiedad política de Estados Unidos. El día que requiramos de ellos para nuestra sustentabilidad no podremos decidir sobre los mismos de forma autónoma y posiblemente en una situación de escasez de naturaleza, no podremos acceder a ellos de ninguna manera, con el peligro geopolítico conflictivo que generaría un tema tan delicado de llegarse a presentar. Por otro lado, este tratado no contó con la consulta popular a los indígenas y afros, tal como la manda la Carta, lo que coloca en peligro las culturas ancestrales en el país y su propiedad sobre su conocimiento ancestral.

Igualmente la investigación de las Universidades e Institutos se verá profundamente afectada, además del mercado propio. La agencia de noticias de la Universidad Nacional de Colombia (2012) informa que en el sector de las plantas medicinales, aromáticas y condimentarias, habrá acceso restringido para estudios. Como vemos esto coloca en desventaja a los laboratorios colombianos. El mismo informa asegura que el profesor Manuel Salvador Sánchez, magíster en Sistemas de Semillas y director del Grupo de Investigación en Plantas Medicinales (GIPM) de la Universidad Nacional en Palmira (Valle), manifiesta que a pesar de la gran biodiversidad que tiene Colombia, el acceso limitado a esta para su estudio científico se convertiría en el talón de Aquiles del sector de las plantas medicinales frente a los tratados de libre comercio. Las normativas sobre la adquisición de recursos genéticos para la ciencia restringen el acceso a estos, y aún más cuando hay una comunidad involucrada, pero en la negociación del TLC no entra en vigor y  solo deja a los investigadores locales en la ilegalidad.

Este panorama muestra un entorno de desesperanza para algunos países subdesarrollados que han contemplado el modelo sustentable en su estructura política-social. No obstante, aunque localmente han surgido comunidades que desde sus prácticas cuidan y conservan la naturaleza, es difícil creer que rápidamente esto tomará la dirección de un efecto dominó afectando a áreas totales nacionales o regionales. El mercado y sus estrategias permanecen gracias a los poderes de las élites globales y locales. Grupos de poder económico y político que, aunque se enteran de lo que sucede, parecieran no creer que pueda ser cierto que la tierra esté en peligro junto con todos sus recursos naturales –incluidos los animales entre los que está el ser humano-. Carreras por invadir y apropiarse a la fuerza de recursos no renovables como lo sucedido en Irak, y ahora en la mira Irán; invasiones por territorios geopolíticamente ubicados como Libia, etc., hacen que la sustentabilidad en vez de ser una esperanza para la humanidad, se torne peligrosa. Hoy en día es peligroso tener la riqueza natural. Pero si los ciudadanos y ciudadanas del mundo comprendieran que el poder está en sus manos, tal vez la sustentabilidad podría cumplir su cometido, o se podría pensar en otras formas de sistemas económicos que permitan a los pueblos sobrevivir ante la catástrofe futura que no estamos evitando seriamente. Por ejemplo, comenzar a decrecer, en producción y en natalidad.

Colombia tiene como norte el paradigma del Desarrollo, por ende, siempre mira a “crecer”, sin embargo podría confundirse con un decrecimiento planificado el bajo crecimiento para el 2018, pero no es tal, según el Fondo Monetario Internacional FMI (El Espectador, 2017). el país crecerá en su economía solo el 1,7% pero que sin embargo el aumento del gasto en infraestructura, la inversión propiciada por la reforma tributaria y el estímulo que generó para la confianza el acuerdo de paz son factores que podrían elevar el crecimiento a mediano plazo en un 3,5% aproximadamente. La entidad informa que Venezuela crecerá en sentido negativo en un -12%, pero tampoco se podría hablar de un decrecimiento planificado a mi modo de ver, esto por cuanto se conoce la planificación de la oligarquía, y las anteriores élites en el poder, para desestabilizar el gobierno a través de “golpes blandos” como lo es el desabastecimiento del mercado.

Queda esperar que los movimientos sociales que luchan por la conservación puedan alentar no solo a los organismos internacionales que de algún manera responden a intereses mezquinos, sino que logren motivar a todo pueblo en todo lugar del globo terráqueo a que reclame lo que le pertenece, a que exija que le permitan tener un lugar donde vivir en armonía con su entorno, para el disfrute de toda la especie y de sus futuras generaciones. Creo y que solo así podríamos hablar de que estamos logrando algo profundo, un cambio real.

 

Bibliografía:

Universidad Nacional de Colombia. (2012, 07, 13). Acceso limitado a recursos genéticos, desventaja ante TLC. Agencia de Noticias. Disponible en: http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/ndetalle/article/acceso-limitad...

De la Torre, Cristina. (2012, 05, 14). El TLC, planta carnívora. El Espectador.com. Disponible en: http://www.elespectador.com/opinion/columna-346232-el-tlc-planta-carnivora

El Espectador (octubre 10 de 2017). Nuevamente baja la previsión de crecimiento económico para Colombia en 2017. Disponible en: https://www.elespectador.com/economia/nuevamente-baja-la-prevision-de-cr...

Escobar, Arturo. (1994). El desarrollo sostenible: diálogo de discursos. Foro (No. 23), 98·112.

AVN. (2012). Venezuela mantendrá producción promedio de crudo en 3 millones 11 mil bd en 2012. Disponible en: http://www.avn.info.ve/contenido/venezuela-mantendr%C3%A1-producci%C3%B3...

Banco de la República. (2012). Constitución Política de Colombia de 1991. Disponible en: www.banrep.gov.co/regimen/resoluciones/cp91.pdf

Leff, Enrique. (2002). La geopolítica de la biodiversidad y el desarrollo sustentable: economización del mundo, racionalidad ambiental y reapropiación social de la naturaleza. En Ceceña, Ana Esther y Emir Sader (Coord.) La guerra infinita, hegemonía y terror mundial.  Buenos Aires: CLACSO-ASDI.

Martínez, Jorge. (2012). Día de la población mundial: crecimiento demográfico y geopolítico. España: Instituto Español de Estudios Estratégicos. Disponible en: http://www.ieee.es/Galerias/fichero/docs_informativos/2012/DIEEEI47-2012...

UN. (2012). El Medio Ambiente. Documentación de las Naciones Unidas: guía de investigación. Disponible en: http://www.un.org/Depts/dhl/spanish/resguids/specenvsp.htm

UN. (2012a). El Medio Ambiente. Documentación de las Naciones Unidas: guía de investigación. Disponible en: http://www.un.org/Depts/dhl/spanish/resguids/specenvsp.htm

Gobierno Bolivariano de Venezuela. (2012). Constitución Política de la República Bolivariana de Venezuela de 1999. Disponible en: http://www.inpsasel.gob.ve/moo_doc/ConstitucionRBV1999-ES.pdf

SIPG. (2012) Sistema de Información de Petróleo y Gas Colombiano. Disponible en: http://www.upme.gov.co/generadorconsultas/Consulta_Series.aspx?idModulo=...

 

[1] En 1987, la Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (CMMAD) presentó su informe (también conocido como el ‘Informe Brundtland’) a la Asamblea General. El informe, basado en un estudio de cuatro años, expuso el tema del desarrollo sostenible, el tipo de desarrollo que satisface las necesidades de la generación actual sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades´ (UN, 2012)

[2] En 2002 La Cumbre Mundial del Desarrollo Sostenible ratifica la base de crecimiento económico del modelo sostenible: ‘ Por consiguiente, asumimos la responsabilidad colectiva de promover y fortalecer, en los planos local, nacional, regional y mundial, el desarrollo económico, desarrollo social y la protección ambiental, pilares interdependientes y sinérgicos del desarrollo sostenible’ (UN, 2012a).

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