La vida en el centro desde el feminismo antimilitarista

Por Malen Vilches Plaza

 

 

Este 8 de marzo de 2023, el lema elegido por el movimiento feminista de Euskal Herria es el de “Denon bizitzak erdigunean” (Las vidas de todas en el centro). Un buen momento por tanto para que Emakumeok Gerraren Aurka (Mujeres contra la guerra) expliquemos qué es para nosotras “poner la vida en el centro”.

Aunque la expresión es cuestionada por algunos sectores del feminismo y banalizada o instrumentalizada por las instituciones, a nuestro entender “poner la vida en el centro” es todo un programa político que, de ser aplicado en su verdadero contenido, constituiría una auténtica revolución que cambiaría radicalmente el eje alrededor del que se mueve el mundo. Sería el cuestionamiento de todos los valores y normas que actualmente rigen las relaciones sociales, económicas y políticas.

El concepto de “la vida en el centro” viene del campo de la Economía feminista, creado por Amaia Pérez Orozco que lo propone como alternativa a lo que ella denomina “la Cosa escandalosa”, que es capitalista, heteropatriarcal, racista, colonialista, ecocida, capacitista… Esa hidra a la que nos vemos obligadas a poner cada vez más apellidos para comprender mejor su complejidad e impacto en la diversidad de cuerpos y de vidas. (Pikara Magazine. Monográfico sobre Economía feminista).

La cosa escandalosa de la que habla Pérez Orozco provocado que vivamos en un mundo con desigualdades crecientes. Por dar un dato, según OXFAM International, durante la pandemia se haya producido el mayor aumento de las fortunas multimillonarias jamás registrado. La riqueza de una pequeña élite mundial formada por 2.755 milmillonarios ha experimentado durante la pandemia el mayor incremento jamás conocido.

Y un mundo con desigualdades crecientes solo se puede mantener con una violencia creciente. No nos damos cuenta de ese constante incremento de la violencia porque forma parte de nuestra cotidianeidad (en el ocio, en las relaciones, …) Esta aceptación de la violencia creciente se basa en lo que la pensadora Rita Segato ha denominado la pedagogía de la crueldad, que nos programa para reducir el umbral de sensibilidad al sufrimiento ajeno.

 Así, consentimos que los países enriquecidos se convierten en auténticas fortalezas que hacen cada vez más difícil y peligroso el acceder a estos países del Norte Global a aquellos que previamente hemos desposeído de sus bienes y sus recursos. Ese entrenamiento en la aceptación de la violencia en el que nos están socializando posibilita que estemos asistiendo a un auténtico genocidio en las fronteras y en los tránsitos, sin apenas contestación social y política.

A este respecto, la pensadora descolonial Françoise Vergès dice que vivimos en un estado de GUERRA PERMANENTE.  No se refiere con ello a las guerras convencionales, sino a un estado de violencia y militarización institucionalizado también creciente. Como ejemplos cercanos de esta tendencia podemos citar la próxima aprobación de un Decreto del Gobierno Vasco que obliga, salvo alguna excepción, a que todas las policías locales de municipios de más de 5.000 habitantes vayan armadas con pistolas o el que ertzainas de paisano inspeccionen las casas de las personas demandantes de la RGI.

Este es el caldo de cultivo para “vendernos” la SEGURIDAD ARMADA. Se nos habla de Ejércitos para la Paz, los Fondos europeos para la Paz se destinan a comprar armas. Unidades Policiales especializadas en control de fronteras y costas, como FRONTEX. Se incrementa la presencia militar en la sociedad con el nuevo papel de ONG que se le quiere dar al ejército a través de la UME, apagando incendios, desinfectando hospitales, etc. con el consiguiente enfado de los sectores profesionales “sustituidos”.

Nosotras creemos que la SEGURIDAD ARMADA NO NOS PROTEGE. En el binomio capital/vida  la seguridad armada se pone del lado del capital y no de la vida. Siguiendo con nuestro argumento, si la violencia y militarización creciente es consecuencia del aumento de las desigualdades, es la disminución de las desigualdades, y en última instancia su desaparición, lo que acaba con la violencia. 

La seguridad para nosotras es bienestar y vida digna para todas las personas. Son políticas de reducción de las desigualdades, entre personas y entre países. Es respetar los límites del planeta frente a políticas extractivistas y desarrollistas que ponen en peligro la vida de personas y comunidades, sobre todo las de las más desfavorecidas y las del Sur Global, así como la continuidad de las condiciones de la existencia de la misma vida sobre el planeta.

La seguridad no viene de las armas. Los ejércitos solo traen muerte y destrucción, por muy humanitarios que se digan. El presupuesto del Estado Español en Defensa, creciente año a año, será en 2023 de más de 27.000 millones de euros. Imaginemos que se empleara ese inmenso dineral  en sanidad, en la mejora de la vida de la gente más desfavorecida, en el cuidado y en el bienestar de todas las personas, en la calidad de lo que comemos, en la  producción ecológica y de proximidad, etc.

Pero para conseguir esa seguridad humana, hay que poner la vida en el centro elevando los trabajos de los cuidados y de reproducción de la vida a la categoría de esenciales y situarlos por delante de cualquier otro, por mucho “prestigio” que tenga.

Nuestro mundo actual se sustenta sobre el trabajo de reproducción, cuidado y mantenimiento de la vida totalmente invisibilizado y mayoritariamente realizado por mujeres, racializadas y migrantes en un importante porcentaje. Deberíamos detenernos en responder la pregunta que insistentemente hace F. Vergès: ¿Quién limpia el mundo?

Es principalmente sobre las mujeres sobre quienes recaen todos los aspectos que la pensadora Almudena Hernando denomina de identidad relacional, imprescindibles para la supervivencia, y que se refieren a los vínculos, a las acciones, al mantenimiento de los cuerpos, … y que permite a los hombres en el actual orden patriarcal centrarse en el desarrollo de la razón, construyendo la fantasía de que la individualidad podía sostenerse a ella misma. (Seguramente al hombre BBVAh blanco, burgués, varón, adulto, con funcionalidad normativa y heterosexual.)

Para poner la vida en el centro, además de buscar unas relaciones más igualitarias y de cuidados entre las personas y los pueblos, es imprescindible revisar nuestra relación con el planeta en un proceso imparable e irreversible de deterioro que está perjudicando la seguridad y el futuro de millones de personas, principalmente (otra vez) las más vulnerables. Por eso, frente a megaproyectos de producción industrial, de extracción, de producción animal u hortícola, desde las políticas a favor de la vida nos inclinamos por la dimensión local y respetuosa con el medio, lo que evitaría muchas guerras e intervenciones colonialistas (estén o no disfrazadas de cualquier fin justo).

 

Esto es, en pocas palabras, nuestro ideario antimilitarista y feminista para poner la vida en el centro:

 

- Acabar con la fabricación de armamento, con los ejércitos y las guerras.

- Invertir el enorme capital que se destina a ejércitos y armamento en bienestar para las personas.

- Sustituir unas relaciones cada vez más violentas por políticas de eliminación paulatina de las desigualdades entre personas y entre pueblos.

- Acabar con el expolio de los países del Sur Global, que está en la base de la mayoría de los conflictos armados.

- Repensar el demencial modelo de consumo y despilfarro en el que estamos inmersas, para sentar las bases de una vida buena para todas y todos. 

 

Y en el feminismo antimilitarista, como en otros feminismos, esto no puede llevarse a cabo si en el día a día no “desaprendemos”, nos “despatriarcalizamos” y “desmilitarizamos nuestras mentes”, intentando sustituir nuestras miradas violentas y basadas en las dinámicas de poder por actitudes solidarias y fraternales.

 

Malen Vilches Plaza – Emakumeok Gerraren Aurka de Vitoria-Gasteiz (Mujeres contra la Guerra de Vitoria-Gasteiz)

 

Fuentes documentales:

  • Oxfam International https://www.oxfam.org/es/notas-prensa/el-1-mas-rico-acumula-casi-el-doble-de-riqueza-que-el-resto-de-la-poblacion-mundial-en
  • Françoise Vergès. Intervención en el curso NO A LAS GUERRAS. Fundación los Comunes
  • Françoise Vergès. Un feminismo descolonial. Ed. Traficantes de sueños. 2022
  • Rita Segato en Feminismos a la contra. Páginas 71- 86. Ed. La Vorágine 2019
  • Almudena Hernando.  La fantasía de la individualidad. Editorial Traficantes de sueños 2018
  • Nieves Salobral, Zaloa Pérez, Amaia Pérez Orozco, Reyes Beltrán, Maider Barañano y Silvia Piris. La vida en el centro. ¿Qué vida y qué centro?, Pikara, monográfico nº11 Economía Feminista.

 

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