La precarización laboral en el sector turístico: influencia del empleo precario en la salud

Por Manuel Mejías Leiva @MejiasLeiva

Hay una frase que siempre repiten nuestros/as dirigentes políticos: “el turismo es el motor económico de España”. Ahora bien, este motor tiene unos engranajes que no emergen a la vista de las/os ciudadanas/os. Es conocido que el turismo es el sector económico que mejor describe las dinámicas de empleo en España ya que supone el 14% del empleo total en la economía española y representa el 11% de toda la producción a nivel estatal. Pero no se conocen tanto las altas cifras de temporalidad, los bajos salarios en sectores como la hostelería o las condiciones de trabajo de las Kellys. Este breve artículo se va a centrar en los efectos que tiene la precariedad laboral -llevada a su máxima expresión en el sector turístico español- con el estado de salud de aquellas personas inmersas en estos procesos laborales precarizadores. Para ello vamos a tratar de presentar varios indicadores: la temporalidad en el sector turístico, la pérdida de poder sindical en el sector turístico y los procesos de reestructuración laboral, la degradación salarial, la inseguridad laboral y la influencia de estos indicadores en el estado de salud.

Pregunta de investigación y objetivos.

El objetivo general -que tratará de profundizar este breve artículo- es analizar la precariedad laboral en el sector turístico, ver su impacto en la salud y las líneas de resistencia y cambio que se están abriendo en el territorio español. La pregunta de la que parte y trata de dar contenido este texto es cómo la precariedad laboral en el sector turístico está degradando las condiciones laborales de las trabajadoras/es y este fenómeno tiene una relación directa con un deterioro del estado de salud de las personas inmersas en esta situación laboral.

Radiografía de la precariedad laboral en el sector turístico y su impacto en la salud. Pequeña batería de datos empíricos.

 

Breve contextualización y definición del problema.

España, al igual que el resto de países del sur de Europa, ha sido una especie de laboratorio para implementar las recetas neoliberales. Con gobiernos de distinto signo político se han implementado reformas laborales que han profundizado en materia de recortes sociolaborales y económicos. Con estas medidas se ha debilitado a los sindicatos, se han expandido las formas contractuales precarizadoras como los contratos temporales, las jornadas a tiempo parcial, la inseguridad laboral, la subcontratación o la pérdida de poder en detrimento de los/as trabajadoras y en favor de la clase empresarial.

La entrada de capitales y empresas transnacionales en España -allá por los años 80- fue por la vía del turismo. Este sector ha sido utilizado para implementar políticas laborales precarizadoras, donde las ETT (Empresas de Trabajo Temporal) han jugado un papel fundamental en la conformación del mercado laboral en España.

Para tratar de delimitar el problema hay que aclarar que el concepto de precariedad laboral es muy complejo y multifacético. Este tiene que ver con mayores cotas de flexibilidad laboral, una mayor fragilidad en las relaciones sociales y en la provisión de asistencia social. El empleo precario es incierto, arriesgado e impredecible desde la posición de los/as trabajadoras. Y en relación con el mundo del trabajo, hace referencia a todas las formas de trabajo inseguro y flexible, desde el empleo ilegal, casual y temporal, hasta el trabajo a domicilio, a destajo o el trabajo independiente (Kalleberg. A, 2009, Nettleton. S & Burrows. R, 2001, Beer. A, et al., 2016, Gill. R, 2008 en McKee, Reeves, Clair, & Stuckler, 2017).

Tres características generales del proceso de turistización sobre el trabajo

Una revisión sobre la investigación en la geografía del trabajo turístico nos aporta una visión clarificadora de la lógica interna de funcionamiento del proceso de turistización, y nos muestra cómo esta afecta a las trabajadoras. Tres son las claves fundamentales que presenta Ernest Cañada (2017) basándose en el libro de Jordhus-Lier y Anders Underthun (2014): “la relativa fijación en un determinado territorio de la actividad turística, las fuertes variaciones en la demanda de trabajo asociado a un mercado que sufre constantes y fuertes oscilaciones, y la posibilidad de funcionar con un mercado de bajos salarios”.

Al ser el turismo una actividad que se desarrolla en un determinado territorio, el empresariado trata así de ajustar los costes laborales en el mismo lugar donde se desarrolla la actividad turística y laboral. Al ser difícil la deslocalización empresarial -debido a que la actividad turística se desarrolla en un territorio a priori “fijado”- la reducción de costos laborales se realiza mediante devaluación salarial e intensificación del trabajo (Cañada, 2017).

Las fuertes variaciones en la demanda de trabajo asociado a una actividad turística que se presenta como estacional y muy cambiante, hace que la clase empresarial necesite de una fuerza de trabajo muy flexible. Los/as trabajadoras dentro de esta lógica de flexibilidad laboral, tienen que responder a las fluctuaciones del mercado turístico y a los movimientos de la clientela (Cañada, 2017).

La consolidación de un mercado laboral de bajos salarios es consecuencia de un proceso de descualificación laboral en el sector turístico. Así son los estratos sociales más perjudicados -como mujeres e inmigrantes- los que concentran los empleos turísticos más degradantes suscitando de esta manera una fuerte feminización de ciertas profesiones ligadas al turismo. Esto se produce, como apunta Cañada (2017), “por la desvalorización social de las tareas reproductivas con las que se vincula ciertas actividades en el turismo, asociándose a una arraigada desigualdad en términos de género, que da lugar a la feminización de determinadas actividades, como es el caso de las camareras de piso. La intersección del género con otras condiciones sociales, como la procedencia, la raza, la edad o la situación legal, da lugar a una compleja red de valoraciones laborales en función de las características que el empresariado ha asignado a cada puesto de trabajo”.

Para resumir la interrelación del proceso de turistización y su influencia en las dinámicas del mundo del trabajo nos vamos a acercar al concepto de “flexplotación” propuesto por Bourdieu. Este observó que la precarización del trabajo “se inscribe en un modo de dominación de nuevo cuño, basado en la institución de un estado generalizado y permanente de inseguridad que tiende a obligar a los trabajadores a la sumisión, a la aceptación de la explotación” (Bourdieu & Jordá, 2000). Este concepto, en términos generales, trata de enmarcar cómo la flexibilización del mercado de trabajo está llevando a dinámicas precarizadoras en materia laboral.

Los contratos temporales en la industria turística y sus efectos en el estado de salud

Según el gráfico 1, para el tercer trimestre del año 2009 había un total de 605.427 contratos temporales en la industria turística. Para el mismo trimestre del año 2017 hay un total de 841.859 contratos temporales, produciéndose un aumentando de 236.432 contratos de este tipo en 8 años. Esto deja evidencia para la observación de una tendencia al alza de la contratación temporal en la industria turística desde el año 2009.

La tasa de temporalidad en el sector turístico fue del 38,7%. Por su parte, la tasa de temporalidad total de la economía española se situó en el 27,4%. Los que más están sufriendo la temporalidad son las/os jóvenes de entre 16 y 19 años, de los cuales están siendo eventuales entre el 80% y el 90% (CCOO, s. f.; Instituto Nacional de Estadística, 2017). Esto conlleva un aumento de la precariedad laboral y un sometimiento a las demandas de la patronal para disponer de un “ejército de reserva” de trabajadores/as a sus intereses (Murray-Mas, 2015).

En materia de salud, algunos estudios epidemiológicos apuntan a que la morbilidad puede ser mayor en trabajadores con contratos temporales con alta inestabilidad laboral. También se relaciona una mayor morbilidad psicológica entre los trabajadores/as temporales en comparación con los/as empleados/as permanentes (Benach et al., 2014; Virtanen et al., 2005).

Estas altas tasas de temporalidad en los/as más jóvenes dentro del sector turístico está produciendo una falta de identidad ocupacional que dar a sus vidas, por lo que muy a menudo esto se traduce en sentimientos como la frustración, alienación, ansiedad y desesperación anómica (Standing, 2014). Pero no solo tiene efectos sociales, tal como señalan Pablo Padilla y Javier Padilla en Salubrismo o barbarie (2017), sino que “las personas que presentan una situación prolongada (mayor de dos años) de temporalidad laboral declaran con mayor frecuencia (hasta tres veces más frecuentemente) que tienen una salud regular o mala”.

La pérdida de poder sindical en el sector turístico y los procesos de reestructuración laboral y su influencia en el estado de salud

Es conocido que “la pérdida de poder sindical ha favorecido también los procesos de precarización en la medida que [los/as trabajadores/as] han tenido menos capacidad de resistencia ante las medidas impulsadas por la patronal turística” (Cañada, 2017). Una pérdida de poder de los sindicatos en las relaciones laborales facilitan los procesos de reestructuración laboral. Estos procesos de reestructuración (downsizing) están produciendo una reducción de las plantillas, cierres de centros de trabajo, una creciente externalización de servicios, una alta inseguridad laboral y una elevada pérdida de poder de los sindicatos en la negociación colectiva. Estas medidas se ha producido en muchos sectores, pero en el ámbito turístico es muy conocido el caso de las Kellys y los perjuicios que le han supuesto a las trabajadoras la externalización de servicios y el despido de muchas de ellas.

Una revisión de 15 estudios longitudinales (1968-1995) que abordaron el proceso de reestructuración laboral, señalaron que el cierre de lugares de trabajo producía efectos adversos sobre la salud física, la salud psicológica y/o los indicadores fisiológicos durante las fases de anticipación y experimentación del cierre. También se ha descrito el presentismo (trabajar mientras se está enfermo) entre los/as trabajadores/as que anticipan la reestructuración y la pérdida del empleo. Este hecho puede ser más frecuente entre los/as trabajadores/as que tienen más probabilidades de perder su trabajo (Benach et al., 2014).

La devaluación salarial y la salud en el sector turístico

Teniendo en cuenta los datos del gráfico 2 y los últimos del año 2015 en materia salarial, las trabajadoras/es de la hostelería cobraban 13.977 euros al año, cantidad inferior a los 23.106 euros que ganan los/as trabajadores/as del conjunto de las actividades productivas. También es de especial relevancia la brecha salarial por género. Mientras que los hombres percibían alrededor de 15.000 euros, las mujeres ingresaban 12.000 euros por el mismo trabajo en el sector de la hostelería.

En conjunto, el salario medio subió un 5,5% entre 2008 y 2015 para el caso de España, pero el coste de la vida ascendió a un 8,5% lo que se traduce en una pérdida de nivel adquisitivo. Ahora bien, es relevante señalar que el salario de las trabajadoras/es del sector hotelero no subió nada. Mientras que lo que ha percibido el empresario/a ha aumentado alrededor de un 8%, el salario de los trabajadores en el sector solo se ha visto aumentado en un 1% (Instituto Nacional de Estadística, 2017).

Para el caso de las camareras de piso, al paso de su convenio de hostelería a uno de limpieza, su reducción salarial alcanzó entorno al 30%-40%. Hay casos en el que las trabajadoras pasaron de cobrar 1.100 y 1.200 euros a ingresar 655 euros al mes (Cañada, 2017). Esto lleva a un deterioro no solo de la salud sino de la calidad de vida en su conjunto. 

Inseguridad laboral y salud

Hemos visto que el modelo actual de precarización del trabajo producido por el proceso de turistización está aumentando los niveles de inseguridad laboral. Los contratos temporales, la poca presión sindical, la devaluación salarial y las relaciones de poder entre empresa y trabajadores/as están aumentando la inseguridad en el empleo.

La inseguridad laboral ha aumentado los problemas de salud mental, y está empujando a  una mayor frecuentación a las consultas de los servicios de salud y un mayor consumo de medicamentos entre los/as trabajadores/as que se encuentran en esta situación (Padilla y Padilla, 2017).

Conclusiones. Líneas de resistencia y cambio en el territorio español.

La creciente precarización laboral en el sector turístico viene dada por tres dinámicas que se interrelacionan. La primera de ellas tiene que ver con la fijación de la actividad turística en un territorio determinado y el aumento de la presión empresarial para devaluar las condiciones de trabajo ante la imposibilidad de abaratar costes vía deslocalización. Otra hace referencia a la alta estacionalidad de la actividad turística y a la necesidad de la clase empresarial de disponer a un ejército de reserva de trabajadores/as dispuestos a trabajar a cualquier hora y con condiciones de trabajo muy cambiantes y desvalorizadas. Y por último, la tercera dinámica hace referencia a la descualificación laboral como característica básica del mercado laboral turístico para así presionar a la baja los salarios y las condiciones laborales. Estos mecanismos son los que en este texto explican las altas tasas de contratos temporales, la creciente inseguridad laboral, la pérdida de poder sindical, los procesos de reestructuración laboral y la caída de los salarios en el sector turístico. Esto unido con el ámbito de la salud, en general, muestra una tendencia hacia un peor estado de salud de aquellos/as trabajadoras que se encuentran imbuidos en relaciones laborales precarizadoras.

Ante la creciente precariedad laboral, se ha abierto nuevas formas de sindicalismo autoorganizado en respuesta a este fenómeno que condiciona la vida cotidiana de muchas personas. Una respuesta ante la precarización del trabajo en el sector turístico ha venido articulada por las llamadas camareras de piso, “Las Kellys”. Entre sus demandas de cambio y cumplimiento de los derechos laborales se encuentran: la jubilación anticipada; el reconocimiento del trabajo penoso; el reconocimiento de enfermedades profesionales; el rechazo a la externalización de servicios; el blindaje de los Convenios de Hostelería; el incremento del número de inspectores laborales en todo el territorio español; hacer cumplir el capítulo III de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales y, por último, vincular la categoría de los hoteles a la calidad del trabajo que se genera en los mismos (www.laskellys.org, 2017). Estas son algunas demandas de urgencia que han propuesto este colectivo ante el trabajo precario en los hoteles, y que pueden servir de experiencia para abrir y articular espacios de autoorganización desde la base para presentes y futuros movimientos sociales y sindicales en la defensa de las trabajadoras dentro del proceso de turistización.

¿Una propuesta que disminuya la precariedad laboral, el desempleo, mejore la salud mental y pública, ayude al medioambiente o permita la conciliación de la vida familiar y laboral? Existe: la adopción de la semana de cuatro días laborables. Esta idea apuntada por Owen Jones propone que una reducción de horas de trabajo se relaciona con mejores niveles de salud pública y mental. Considera que la demanda por sí sola no es suficiente, ésta se tendría que articular en luchas más generales y abriendo camino para una renta básica universal que libere a las personas cada vez más del trabajo. Estas son experiencias y propuestas de presente y futuro para avanzar hacia un reconocimiento pleno de los derechos laborales, una democratización de la economía y una apuesta por mejorar la salud pública y la salud mental. Las Kellys como experiencia, la semana laboral de cuatro días como posible idea ante la crisis del trabajo y la renta básica universal como medida para liberar a muchas personas del trabajo y de reconocerles su derecho a una vida buena.

Por último, no debemos olvidar la necesidad de seguir observando las distintas respuestas de manera autoorganizada que están apareciendo en todo el territorio español como respuesta a la precarización laboral propiciada por el turismo. El sindicato CNT, las Kellys, distintas medidas y actuaciones de protesta para paliar esta situación. Más allá de esto, todavía queda por articular acciones concretas que llevar a la práctica de forma autogestionada. El sindicalismo tiene pendiente unificar distintas luchas que se están produciendo en el seno de la sociedad, yendo más allá de la reivindicación laboral, que es necesaria pero insuficiente. El sindicalismo naciente tiene que ser interseccional, articular las luchas feministas, a sindicatos que están naciendo en los albores de la defensa de los/as trabajadores/as que están siendo explotados por la llamada “economía colaborativa” (Deliveroo) y ser conscientes de las nuevas dinámicas que se están generando a raíz de la creciente mercantilización de la vida cotidiana como consecuencia del avance neoliberal.

 

Bibliografía

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