Carta a mis compañeras de lo que he visto los últimos días: ​ Hablemos sobre las ultraderechas

Por Javiera Pizarro

 Barcelona, 24 de junio de 2018

El último tiempo, y estas últimas semanas en particular, ha habido una fuerte arremetida anti-migrantes y anti-refugiados. Si bien, resulta francamente desoladora la peligrosa expansión del discurso ultraderechista en diferentes rincones del mundo, es necesario que este fenómeno no nos tome por sorpresa y nos demos cuenta que viene en avanzada y articulándose internacionalmente con bastante apoyo y - afortunadamente para nosotrxs- resistencias.

Algunos podrán decir que se trata de los mismos ​ fachas de siempre y que esto no es nada nuevo. Como si este fenómeno apareciera de tanto en tanto y que ya existe un conocimiento respecto de cómo derribarlo. Si bien, no quiero entrar en la discusión si estamos frente a fascismos o nuevas derechas, o qué tan permanente o no han sido estas ideologías en Europa, etc. Solo me gustaría plantear que me asusta la idea de que no miremos con la precauciones que corresponden lo que está ocurriendo.

Tal como el compromiso de la acción política y social nos obliga a revisar nuestras prácticas y nuevos escenarios de lucha constantemente, creo que también tenemos que poner atención a cómo se está articulando el discurso de derechas, qué prioridades está adoptando y cómo las está comunicando. En este sentido, me atrevo a señalar que estamos un tanto desarticulados para generar una respuesta- de carácter global- que dispute el fuerte discurso de refuerzo de fronteras, de migrantes como delincuentes y amenaza del orden y la riqueza social.

La reflexión que comparto a continuación es a propósito de noticias que he estado leyendo y siguiendo las últimas semanas. Busco hacer un ejercicio de actualidad o contingencia, unir puntos que me ayuden a explicar esta articulación internacional de la derecha que mencioné anteriormente. Con esto, espero motivar futuras reflexiones para ir removiendo conjuntamente las ideas para dar respuestas a esta afrenta de ultraderecha.

Hace solo unos días atrás, el líder de ultraderecha y primer ministro de Hungría Viktor Orbán presenta un proyecto de ley que busca castigar con hasta un año de cárcel a quienes brinden ayuda a migrantes o refugiados que se encuentren con documentación en proceso o irregular. Irónicamente, el proyecto es llamado “Stop Soros” aludiendo al magnate de origen húngaro George Soros que dona dinero a distintas entidades de la sociedad civil.

Al lado de esta noticia, pego un tweet de Santiago Abascal- presidente de VOX- a propósito de la acogida promovida por Pedro Sánchez y la comunidad de Valencia de Aquarius, el buque de salvamento fletado por dos organizaciones no gubernamentales: SOS
Mediterráneo y Médicos Sin Frontera, con 630 inmigrantes provenientes mayoritariamente de África y que pagan a mafias, arriesgando sus vidas para poder salir de sus países de origen. Como ya sabemos Matteo Salvini, primer ministro italiano y líder del partido de ultraderecha Liga Norte, rechazó la llegada del buque a sus costas. Al igual que Malta.

Sin adentrarme en el caso específico de Aquarius -del que podemos hablar en otra ocasión- me gustaría destacar el discurso que acompaña el blindamiento de fronteras de la Unión Europea. En lugar de ofrecer vías legales para solicitar asilo o migrar, la ultraderecha está criminalizando el accionar de organizaciones de la sociedad civil que básicamente están supliendo en parte no solo el abandono o negligencia estatal, sino están haciendo frente algenocidio que ocurre en el Mediterráneo, como que es el caso de Aquarius. Podemos ver que Abascal trata a las ONG’s como cómplices de la mafia libanesa.

Medidas y discursos como estos, buscan estrechar el marco de acción y la autonomía de la sociedad civil, de las comunidades. ¿Quién es cómplice de quién? Tenemos que tener cuidado. Si bien, vimos importantes respuestas de acogida y recibimiento a los inmigrantes de Aquarius, hay que tener consideración que estos proyectos políticos no solo consideran como enemigos a los migrantes, sino también a sus aliados. Comunidades que tienen una ética y una disposición inclusiva y no atomizante. Defender la comunidad que creemos y queremos ser, no es fácil. Con alivio vi que algunos ayuntamientos rápidamente mostraron su disposición de recibir a las 630 personas recién llegadas. Esa es una estrategia de administración local que, quizás, podría ir a contrapelo al Estado en esta materia. Solo una hipótesis.

Avanzando con las noticias de las últimas semanas, resulta imposible dejar fuera lo sucedido en el Estados Unidos administrado por Trump. Me refiero a la separación forzosa de padres e hijos al ser detenidos cruzando ilegalmente la frontera. Todos vimos las imágenes de los centros de detención de los niños y niñas, que además estaban siendo utilizados por Trump para conseguir el apoyo demócrata en el financiamiento de su conocido muro. Si bien, la presión internacional hizo que el presidente retrocediera en la medida de separación forzosa, el discurso y la agenda de “tolerancia cero” continua.

Solo hace un par de días, y con la estrategia del empate discursivo que la ultraderecha busca hacer, leí que Trump realizó un encuentro con familias que ​ sí han sido “separados de manera permanente” de sus seres queridos. Esto quiere decir, familias que han perdido a un ser querido producto de violencia ejercida por inmigrantes indocumentados. Estas familias son llamadas por él como “angel families”.

Estamos frente a discursos que relativizan la responsabilidad de los estados y sus tratados internacionales. De hecho no solo eso, sino también apelan a un empate discursivo criminalizando una contraparte ya sea las organizaciones de la sociedad civil o a los mismos migrantes que el Estado no “da legalidad”. Instancias como estas se utilizan para promover el significante inmigrante indocumentado es criminal y homicida. Esto, claramente, no es propio de Estados Unidos... pero ¿Cuáles son los otros significantes de inmigrantes con los que combatimos esto?. Urge esta reflexión porque si bien creo sospechar algunas respuestas... todos vemos los comentarios en los portales de noticias o en Facebook.

Para terminar con solo algunas de las noticias que me han rondado el último tiempo, quiero volver a mi región y pensar un momento en las elecciones presidenciales en Colombia. Uno cabos entre lo sucedido en Hungría, Italia, España, Estados Unidos con Colombia, porque estamos hablando de agendas políticas compartidas.

Si bien, la migración en Colombia no es uno de los temas principales de la agenda como podría ser en Estados Unidos o en Europa, sí hay elementos de la mal llamada “agenda valórica” con posiciones conservadoras respecto del aborto o regresivas en medidas como
la identidad de género, el matrimonio homosexual y adopción, etc. que sí podemos encontrar en la ultraderecha europea y norteamericana.

La elección de Duque continúa la ola de vuelta a la derecha ya presente en varios países de la región. Sus propuestas de acabar con el acuerdo de paz -donde hubo alta participación de la sociedad civil-, y su cercanía a grupos conservadores extremos relacionados con la “ideología de género”, junto con su indefinición respecto de estas temáticas, hacen pensar el posible retroceso de lo ganado a través de las movilizaciones sociales y la Corte Constitucional. Sabemos lo fuerte que estos discursos se han elevado en la región.

Estos discursos van generando ecos y reverberan. Son discursos que emitidos desde diferentes países van conformando un coro. Si bien, aquí hago un ejercicio poco prolijo, en tan solo tres semanas he podido ir uniendo puntos contingentes que hablan de una agenda política, de tipos de discurso, de individualismo, desprecio por la vida, fortalecimiento de fronteras, fobia a la diferencia, carencia de responsabilidades históricas y comunes.

Tenemos que estar atentas. Las alianzas que podemos generar para combatir esto son amplias y nuevas. No nos pueden imponer su sentido común de hacer las cosas. No puedo dejar de mencionar -antes de despedirme- la sonrisa que me produce el movimiento feminista chileno, el avance del aborto en Argentina y, a pesar de que no ganó las elecciones, el resultado de Petro en Colombia. Hay alianzas que trabajar, reflexiones y estrategias que afrontar para el periodo que se nos viene, aunque eso signifique estudiar a fondo a nuestros antagonistas.

Nos escribimos.