Por Javier Alpáñez
Cambiemos es una canción de El Jose, proyecto musical nacido en Granada y liderado por el vocalista José Miguel Romerosa junto a otros compañeros. El tema de la canción es el enamoramiento entre un hombre de derechas proyectado totalmente sobre el sistema y un hombre de izquierdas que nada a contracorriente. Al escuchar esta canción las dudas que me surgen son las siguientes: ¿Es la letra de la canción un canto por buscar algo nuevo? ¿Los contrarios pueden crear algo nuevo? ¿Ceder terreno para comprender al otro que vive en la otredad significa acercarnos más a una forma distinta, pero más original, de vivir? ¿Se ha de ceder terreno o simplemente no disputar nada y crear desde los márgenes? ¿Se tiene que hacer siempre desde un acto de amor?
Desde un primer momento la canción narra dos tipos distintos de hombres que llevan dos formas distintas de vivir: mientras el protagonista de izquierdas es soñador, revolucionario, desprejuiciado, con una estética más cercana al rechazo al sistema como son las rastas y se reconoce como progre y cariñoso, el protagonista de derechas se reconoce como afiliado al Partido Popular y, por ende, parte del sistema; facha, pero marica; y de indumentaria que denota su pertenencia a una casta por llevar una bandera de España en su muñeca y un jersey al “estilo neoliberal”. La colisión de ambos mundos se ejecuta en una zona neutra donde uno va a pasear y el otro va a bañarse desnudo, lo que demuestra que, para que las partes se entiendan y se acerquen, en primer lugar, ambos deben encontrarse en una zona neutral.
Si bien es cierto que cada uno observa al otro desde su yo, el “progre” reconoce en el otro el sistema, pero sólo es el conservador quien observa en el “progre” la otredad. Sin embargo, esta otredad no le asusta tanto como para rechazarla, sino que se ve atraído irremediablemente por esta pese a que todos sus planteamientos políticos se vean puestos en duda, como es la bajada de los impuestos, su moral o su propia pertenencia a una casta. Es curioso observar cómo el de izquierdas se reconoce como “hetero” y suponemos que su cuerpo no es un espacio de cuestionamiento, pero sí su forma de vivir; mientras que el de derechas se reconoce como “marica” y al decir esto es su cuerpo el que parece el espacio de cuestionamiento, pero no su forma de vivir. Se establece, pues, entre ambos, un espejo que tampoco pretende engañar, pues si pudiéramos observar ambas biografías desde su profundidad nos daríamos cuenta de que ninguno llega a ser del todo la otredad, pero uno sí es más sistema que el otro.
Cambiemos narra una historia de amor, pero, desde mi punto de vista, abriéndole puertas a formas distintas de existir que no necesariamente nadan a contracorriente del sistema, pero sí permiten a sus protagonistas ser personas distintas y plantearse dudas que quizás no habían mantenido con ellos mismos hasta ese momento. Ambos personajes buscan y pueden crear algo nuevo, pero necesitan ceder terreno en varios aspectos de su vida para que ello ocurra, como se ve en el estribillo que canta si ocupar o comprar una casa de acuerdo a los deseos del otro. Si ambos se encuentran es porque había una necesidad en ambos de crear algo nuevo y original, aunque eso signifique cuestionar sus propios principios. ¿Es esta historia de amor actuar desde los márgenes y desde lo queer? No necesariamente, pero sí me ha hecho reflexionar sobre las dos posiciones tan antagónicas que un hombre gay puede adoptar en la vida y de las que tanto se ha hablado estas semanas: desde aquella más combativa que abraza todas las causas porque todas las considera raíz de la opresión hasta aquella totalmente asimilada al sistema que no pretende cambiar nada.
Cuando acaba la canción la gran duda que se desenvuelve sola es si ambos protagonistas serán capaces de levantar una relación, pues para hacerlo es necesario un inmenso acto de amor. Este es el gran punto que creo que hace converger la canción con los temas que se han tratado durante las diferentes sesiones, pues creo que todo acto de transformación, por pequeño que sea, es siempre un gran acto de amor primero hacia uno mismo, pero también hacia los demás.