El tercer nudo

Por Tania Hermida

Cristales rotos y quemados por la luz

sangran entre las piernas virginales

de una niña

que desearía estar llorando

por las penurias del mundo.

 

No sabe su nombre y tiene cumplidos

demasiados años.

Ni tiempo para pulsiones dejan

sus credos, sus dedos

no se cuentan mas que impares.

 

Se ha perdido un colgante en la arena

Y tu cuello está vacío.

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