Este seminario de autoformación militante se basa en algunas hipótesis de partida:
1. Una revolución en curso se configura como una máquina compleja que contiene tanto componentes políticas como estéticas. Si Lazzarato puede afirmar que los movimientos del actual ciclo efectúan una política expresiva y no de la representación, si el Guattari tardío pudo sintetizar la hipótesis de un 'nuevo paradigma estético' (que constituye una propuesta política y no un nuevo lenguaje artístico), es porque nuestras prácticas revolucionarias actuales tienen en su centro la experimentación con modos de subjetivación política. Dicho de otra manera: en el centro de nuestra apuesta revolucionaria se sitúan no tanto las viejas formas de concienciación ideológica, sino más bien la producción de máquinas expresivas donde las subjetividades se reconfiguran. La revolución no es solo un cambio estructural de régimen; es también la producción simultánea de nuevas subjetividades, un cambio radical y masivo de los comportamientos y los modos de vida.
2. Con algunos compañeros de ruta (Brian Holmes, John Jordan, Gerald Raunig…), hemos venido pensando durante largos años alrededor de la siguiente hipótesis: en los movimientos del actual ciclo histórico de conflicto se verifican a escala masiva prototipos de máquinas expresivas que las vanguardias artísticas históricas pusieron en práctica de manera tentativa. Las invenciones experimentales que la historia del arte de vanguardia nos ha legado a tal fin son incontables: construcción de situaciones y modelación de acontecimientos, modulación de sus intensidades, montaje de atracciones, shock emocional, experimentación comportamental, agitación de la vibratilidad corporal, performatividad de las identidades, crítica de la representación, alegoría y montaje, prácticas de reapropiación y resignificación, agit-prop + extrañamiento lingüístico = realismo antinaturalista, guerrilla semiótica y de la comunicación, escultura social, modos de organización autónoma y de producción material e inmaterial autovalorizados, crítica institucional, agenciamientos institucionales monstruosos...
3. Todos los movimientos sociales del siglo pasado que hoy nos importan estuvieron acompañados de un desbordamiento de las prácticas estéticas y culturales desde sus campos especializados hacia la política revolucionaria. Resulta imprescindible volver a plantearnos hoy, en el centro mismo del proceso de cambio radical que estamos provocando, cómo efectuar de nuevo el doble movimiento que las prácticas culturales han ejercido históricamente: una crítica radical de las instituciones especializadas de la cultura y un desbordamiento desde ellas hacia la política revolucionaria que contribuya a la configuración de un movimiento real.
4. Este seminario propone visitar tanto la historia del arte de vanguardia como la historia reciente del activismo artístico. Pero lo que nos interesa no es tanto la historia como el acontecimiento (Deleuze). El acontecimiento produce una intensidad que es tanto política como expresiva y afectiva. El acontecimiento sacude tanto el estado material de las cosas como modifica la percepción colectiva de la realidad y transfigura las subjetividades. El cambio radical se produce cuando el movimiento real logra actualizar en cada nueva ocasión el acontecimiento revolucionario. Lo que nos interesa no es tanto la historia del arte como su posible actualización en un nuevo acontecimiento revolucionario.